En la actualidad, numerosas empresas están adaptándose al impacto de la inteligencia artificial (IA) en sus operaciones. Chegg, la reconocida plataforma de apoyo educativo en línea, ha enfrentado uno de los mayores retos en este ámbito tras el lanzamiento de ChatGPT, el chatbot de OpenAI que, de forma gratuita, permite a los estudiantes resolver problemas y responder preguntas académicas, quitando valor a los servicios de pago de Chegg. Ante esto, Chegg busca desesperadamente adaptarse para no desaparecer.
Chegg se consolidó durante años como el recurso predilecto para millones de estudiantes que buscaban ayuda para tareas y exámenes, incluso en medio de críticas por facilitar el plagio académico. Con la pandemia, sus suscripciones y valor en bolsa alcanzaron máximos históricos. Sin embargo, ChatGPT entró en escena ofreciendo una alternativa gratuita y eficiente a las soluciones que Chegg desarrollaba con el apoyo de miles de colaboradores, y que ofrecía a través de una suscripción mensual.
El impacto fue inmediato: Chegg ha perdido más de medio millón de suscriptores, y su valor en bolsa se desplomó un 99% desde 2021, borrando 14.5 mil millones de dólares de capitalización. Además, estudios indican que cada vez más estudiantes prefieren ChatGPT por su rapidez y accesibilidad. Según la firma Needham, el porcentaje de estudiantes universitarios que planeaban usar Chegg este semestre cayó al 30%, mientras que el 62% planea usar ChatGPT.
El descenso en suscriptores y la incertidumbre sobre la capacidad de Chegg para adaptarse a los nuevos paradigmas digitales llevó a su director ejecutivo de más de una década, Dan Rosensweig, a renunciar en junio. Nathan Schultz asumió el liderazgo, implementando una serie de medidas para reestructurar la empresa, incluyendo el despido de 441 empleados y un enfoque en la expansión internacional. Schultz ha declarado que la meta de Chegg ahora es transformarse en un recurso integral para estudiantes “curiosos” ofreciendo servicios adicionales, como asesoría y respuestas más completas.
Chegg ha intentado, sin éxito hasta el momento, responder a la competencia de ChatGPT desarrollando sus propios sistemas de IA. En colaboración con OpenAI, la compañía lanzó un servicio llamado Cheggmate que combinaba su base de datos de respuestas con la tecnología de GPT-4, pero la respuesta del mercado fue escéptica y, finalmente, decidieron cambiar el enfoque. Además, Chegg ha contratado a Scale AI para crear varios sistemas de IA enfocados en disciplinas académicas específicas. Sin embargo, el lanzamiento de estos servicios no ha detenido la pérdida de suscriptores.
La respuesta de los usuarios a los servicios automatizados de Chegg ha sido mixta. Algunos estudiantes, como Ahmed Assalmi de la Universidad de Taif, se mostraron decepcionados con la calidad de las respuestas proporcionadas por la IA de Chegg, afirmando que preferían las respuestas de ChatGPT. A pesar de esto, la empresa asegura que el 91% de los usuarios están satisfechos y confía en que su enfoque en estudiantes con necesidades académicas más profundas mantendrá una base de suscriptores fiel.
Chegg sigue enfrentando caídas en ingresos, con una reducción del 11% en el segundo trimestre y se anticipa que el próximo informe trimestral muestre una caída del 15%. Schultz mantiene su visión de integrar la IA en los procesos de Chegg y afirma que ahora la compañía se encuentra en “modo de ejecución”.