En el mundo del entretenimiento digital, la línea entre la realidad y la ficción se ha vuelto cada vez más difusa, especialmente con el auge de las tecnologías de inteligencia artificial. Un ejemplo reciente de esta tendencia es el canal de YouTube «True Crime Case Files», que logró captar la atención de millones de espectadores con historias de crímenes completamente ficticias, generadas por IA. Estos videos, que presentaban títulos sensacionalistas y tramas perturbadoras, fueron diseñados para parecerse a documentales de crímenes reales, sin advertir a los espectadores sobre su naturaleza ficticia.
El creador del canal, conocido bajo el seudónimo de Paul, utilizó herramientas de IA como ChatGPT para generar guiones y crear imágenes que acompañaban las narraciones. A pesar de que las historias eran completamente inventadas, la falta de un aviso claro sobre su falsedad llevó a muchos espectadores a creer que estaban basadas en hechos reales. Paul defendió su enfoque argumentando que el género de true crime es, en esencia, entretenimiento disfrazado de noticia, y que su trabajo no explotaba a víctimas reales, a diferencia de otros contenidos del género.
El fenómeno de los crímenes generados por IA no solo plantea cuestiones éticas sobre la veracidad en el entretenimiento, sino que también destaca la creciente capacidad de la tecnología para crear contenido convincente con poco esfuerzo humano. Paul afirmaba que su intención era provocar una reflexión en los espectadores sobre su fascinación por el morbo y la violencia, aunque muchos comentarios en sus videos indicaban que la mayoría de los espectadores no cuestionaban la autenticidad de las historias.
Finalmente, el canal fue eliminado por YouTube debido a múltiples violaciones de las directrices de la comunidad, incluyendo políticas sobre la seguridad infantil. Sin embargo, el impacto de este tipo de contenido ya se ha dejado sentir, con otros creadores siguiendo el ejemplo de Paul y produciendo sus propias versiones de documentales de crímenes generados por IA.