La implementación de drones en la industria de seguros ofrece a las compañías la capacidad de realizar inspecciones detalladas de propiedades de manera rápida y precisa. Estos dispositivos pueden volar sobre casas y edificios para capturar imágenes de alta resolución que revelan posibles riesgos, como piscinas sin vallas de seguridad o techos en mal estado. Sin embargo, el uso de drones para encontrar motivos de cancelación de pólizas plantea preocupaciones sobre la invasión de la privacidad de los asegurados y la posibilidad de decisiones injustas por parte de las aseguradoras.
En un giro que parece sacado de una novela de ciencia ficción, las compañías de seguros en Estados Unidos están recurriendo a drones para realizar inspecciones aéreas de las viviendas de sus clientes, buscando motivos para cancelar sus pólizas de seguro de hogar. Según un informe del The Wall Street Journal, este método tecnológicamente avanzado ya ha tenido consecuencias reales para personas como Cindy Picos, cuya experiencia ilustra un futuro preocupante en la intersección de la tecnología y la privacidad personal.
Cindy Picos compartió con el Journal cómo su aseguradora utilizó un dron para tomar fotografías del techo de su casa en California, solo para luego decidir cancelar su seguro. «Pensé que se habían equivocado de casa», dijo Picos, afirmando que el techo de su vivienda estaba en buen estado. Para respaldar su afirmación, Picos obtuvo una inspección independiente que concluyó que el techo tenía una esperanza de vida de otros 10 años. Sin embargo, su compañía de seguros mantuvo la decisión de cancelar su póliza, negándose a mostrarle las fotos aéreas en las que basaban su decisión.
Lo que podría parecer distópico es hoy una realidad: las aseguradoras disponen de drones, aviones tripulados y globos de gran altitud para la vigilancia aérea, logrando una cobertura casi total del territorio nacional. Esta tecnología, aunque avanzada, no está exenta de errores. Hay casos en los que los clientes han sido dados de baja basándose en imágenes que resultaron estar desactualizadas o mal interpretadas. Por ejemplo, el Journal cita un caso en el que lo que parecía ser ramas de árboles caídas resultó ser solo sombras.
