El Papa Francisco realizó una intervención histórica ante los líderes del G7, abordando el impacto de la inteligencia artificial (IA) en la humanidad. Instó a los líderes mundiales a reconocer su poder para decidir si la IA se convertirá en una herramienta creativa o aterradora, y pidió la prohibición del uso de armas autónomas en conflictos. Enfatizó que las máquinas nunca deberían decidir sobre la vida o muerte de seres humanos, abogando por un mayor y adecuado control humano sobre los dispositivos de IA.
Destacó el potencial dual de la IA como fascinante y aterradora, capaz de crear un nuevo sistema social o generar más injusticia. Señaló que la IA influirá en áreas como la medicina, la fuerza laboral, las comunicaciones, la educación y la política. Al mismo tiempo, expresó preocupación por la capacidad de las máquinas para tomar decisiones independientes de los seres humanos.
El pontífice subrayó la importancia de preservar la capacidad de las personas para decidir sobre sí mismas y sus vidas, sin depender de las elecciones de las máquinas. Advirtió que condenar a la humanidad a depender de las decisiones de las máquinas sería privarla de un futuro con esperanza.
Este discurso, el primero de un pontífice ante una reunión del G7, fue recibido por líderes de América Latina, África, India y Oriente Medio, marcando un hito en la discusión global sobre la ética de la IA. El Papa, a pesar de sus problemas de movilidad, recibió un cálido saludo de los líderes presentes, demostrando la relevancia de su mensaje en este foro internacional.