Un laboratorio canadiense de análisis de ADN, Viaguard Accu-Metrics, ha sido el centro de un escándalo tras revelarse que entregaba resultados incorrectos de pruebas de paternidad prenatal, lo cual ha afectado gravemente la vida de muchas personas alrededor del mundo. La investigación de CBC News destapó que Harvey Tenenbaum, propietario del laboratorio, admitió en una conversación grabada con cámara oculta que los resultados proporcionados durante aproximadamente una década nunca fueron precisos.
Viaguard, con sede en Toronto, comercializaba estas pruebas a través de diversas tiendas en línea, ofreciendo resultados que, de ser correctos, compararían el ADN fetal presente en la sangre de la madre con el del padre biológico. Sin embargo, muchos clientes recibieron diagnósticos erróneos, pagando entre 800 y 1.000 dólares por kits de prueba que alteraron el curso de sus vidas.
El análisis de miles de puntos de datos genómicos debería ofrecer una alta precisión si se realiza correctamente. No obstante, testimonios de empleados anteriores sugieren que Tenenbaum manejaba estas pruebas más como un acto de adivinación que como un proceso científico, pidiendo a las mujeres información irrelevante para un análisis de ADN y utilizando calendarios de ovulación online para determinar el padre biológico probable.
Los afectados, desde Montreal hasta Australia, relatan cómo estos errores no solo causaron confusión y estrés durante los embarazos, sino que también provocaron la ruptura de relaciones y el enfrentamiento de realidades dolorosas una vez que la verdad salía a la luz a través de pruebas postnatales. Un caso particularmente desgarrador es el de Corale Mayer, quien recibió dos resultados erróneos que cambiaron la dirección de su embarazo en 2020.
Viaguard dejó de ofrecer estas pruebas entre diciembre de 2020 y 2021, citando el aumento de los costos operativos como razón. Sin embargo, las secuelas de sus acciones continúan resonando en la vida de aquellos afectados. Los expertos critican la falta de regulación en el ámbito de los laboratorios de ADN comerciales, lo que permite que empresas como Viaguard operen en un limbo legal sin licencias específicas.