Un nuevo fármaco experimental desarrollado en la Escuela de Medicina de la Universidad de Duke promete ofrecer un potente alivio del dolor sin los peligrosos efectos secundarios asociados a los opioides. Este medicamento, denominado SBI-810, es parte de una nueva generación de compuestos diseñados para dirigirse a un receptor en los nervios y la médula espinal. A diferencia de los opioides, que afectan múltiples vías celulares de manera indiscriminada, SBI-810 adopta un enfoque más específico, activando únicamente una vía de alivio del dolor que elude el “subidón” eufórico vinculado a la adicción.

Según un estudio publicado el 19 de mayo en Cell, las pruebas en ratones mostraron que SBI-810 funcionó eficazmente por sí solo y, cuando se usó en combinación, mejoró la efectividad de los opioides en dosis más bajas.

“Lo que hace que este compuesto sea emocionante es que es tanto analgésico como no opioide”, declaró Ru-Rong Ji, PhD, director del Centro de Medicina del Dolor Translacional de Anestesiología de Duke y autor principal del estudio. Además, el SBI-810 logró prevenir efectos secundarios comunes, como el estreñimiento y la acumulación de tolerancia, que a menudo obligan a los pacientes a requerir dosis más altas y frecuentes de opioides con el tiempo.

Aunque SBI-810 se encuentra en las primeras etapas de desarrollo, los investigadores de Duke tienen como objetivo iniciar pruebas en humanos pronto y han asegurado múltiples patentes para este descubrimiento. La necesidad de analgésicos no opioides es urgente; aunque las muertes por sobredosis están disminuyendo, más de 80,000 estadounidenses siguen falleciendo cada año, frecuentemente debido a opioides. Mientras tanto, alrededor de un tercio de la población de EE. UU. sufre de dolor crónico.

Según los investigadores, el nuevo fármaco podría ser una opción más segura para tratar tanto el dolor agudo como el crónico, especialmente para aquellos en recuperación de cirugías o que viven con dolor neuropático diabético.

SBI-810 se diseñó para dirigirse al receptor de neurotensina 1 en el cerebro. Utilizando un método conocido como agonismo sesgado, activa una señal específica —β-arrestina-2— asociada al alivio del dolor, evitando otras señales que pueden causar efectos secundarios o adicción.

“El receptor se expresa en neuronas sensoriales y en el cerebro y la médula espinal”, dijo Ji. “Es un objetivo prometedor para tratar el dolor agudo y crónico.”

Las pruebas en ratones mostraron que SBI-810 aliviaba eficazmente el dolor de incisiones quirúrgicas, fracturas óseas e injurias nerviosas, superando a algunos analgésicos existentes. Cuando se inyectó en ratones, redujo signos de malestar espontáneo, como la protección del área lesionada y gestos faciales de dolor.

Los científicos de Duke compararon SBI-810 con oliceridina, un opioide más reciente utilizado en hospitales, y encontraron que SBI-810 funcionaba mejor en ciertas situaciones, presentando menos signos de angustia. A diferencia de opioides como la morfina, SBI-810 no causó tolerancia tras un uso repetido. También superó a gabapentina, un medicamento común para el dolor neuropático, sin causar sedación ni problemas de memoria, que son efectos secundarios frecuentes de la gabapentina.

Los investigadores destacan que la acción dual del compuesto, tanto en los sistemas nervioso periférico como central, podría ofrecer un nuevo tipo de equilibrio en la medicina del dolor: lo suficientemente potente como para ser efectivo, pero específico para evitar daños.

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