YouTube, a punto de cumplir 20 años, se enfrenta a una revelación inesperada gracias a un método de investigación poco convencional que está sacando a la luz estadísticas que Google preferiría mantener ocultas. Aunque YouTube parece ser una plataforma transparente, con un flujo interminable de contenido accesible para todos, las preguntas más simples sobre su funcionamiento permanecen sin respuesta. Por ejemplo, ¿cuánto contenido consumimos realmente en YouTube? Google, propietaria de la plataforma, ha sido reticente a compartir detalles específicos, como el número total de horas de visualización en todos los dispositivos. Se estima que YouTube cuenta con unos 2.500 millones de usuarios mensuales, lo que sugiere un consumo masivo de contenido, pero los números exactos siguen siendo un misterio.
La falta de transparencia de Google sobre YouTube es preocupante para muchos expertos, ya que la plataforma es uno de los sistemas de comunicación más influyentes del mundo, proporcionando información a un tercio de la población mundial. Ethan Zuckerman, director de la Iniciativa para la Infraestructura Pública Digital en la Universidad de Massachusetts, destaca la dificultad de obtener una muestra aleatoria de vídeos para un estudio imparcial. Sin embargo, su equipo desarrolló un programa que genera URLs aleatorias de YouTube para descubrir vídeos al azar, proporcionando así una visión inédita de lo que realmente ocurre en la plataforma.
Este método, que algunos podrían llamar un bot pero que técnicamente es un «scraper», ha permitido a los investigadores recopilar datos valiosos sobre YouTube. A través de este enfoque, Zuckerman y su equipo han estimado que en 2022 YouTube albergaba más de nueve mil millones de vídeos, cifra que creció a 14.8 mil millones para mediados de 2024. Estos hallazgos desafían la narrativa predominante sobre el tipo de contenido que predomina en la plataforma, revelando que la mayoría de los vídeos no son producidos por creadores profesionales, sino por usuarios comunes.
El análisis de los vídeos muestra que solo un pequeño porcentaje está monetizado o incluye llamadas a la acción, y la mayoría carece de edición profesional o calidad de sonido. Además, el número medio de visualizaciones por vídeo es sorprendentemente bajo, con muchos vídeos no habiendo sido vistos ni una sola vez. Estos datos sugieren que, aunque YouTube se presenta como una plataforma para creadores profesionales, en realidad funciona más como una infraestructura básica para el intercambio de vídeos, desempeñando un papel crucial en la comunicación pública y la rendición de cuentas.
A pesar de la creciente presión regulatoria sobre Google, YouTube ha evitado en gran medida el escrutinio que enfrentan otras plataformas de redes sociales. La falta de transparencia sobre su funcionamiento interno, especialmente en lo que respecta a su algoritmo de recomendación, plantea preguntas importantes sobre su influencia en la distribución de información global. Los expertos argumentan que un mayor acceso a datos básicos sobre YouTube es esencial para fomentar un debate público saludable sobre el papel de las redes sociales en la sociedad.