Tokyo Electric Power Company (Tepco) ha comenzado una operación crucial para retirar una pequeña cantidad de escombros radiactivos de la central nuclear de Fukushima, en Japón. Este paso representa un avance significativo en el largo y complejo proceso de desmantelamiento de la planta, gravemente afectada por el tsunami de 2011.

La denominada «operación piloto de extracción» se puso en marcha tras la suspensión de un intento anterior debido a problemas técnicos. El proceso, que se extenderá por aproximadamente dos semanas, busca extraer una muestra diminuta de material radiactivo, clave en el estudio del desmantelamiento.

Un brazo robótico especializado recoge un trozo de escombro radiactivo dentro de la central nuclear de Fukushima. El dispositivo, diseñado para operar en entornos de alta radiación, sostiene una pequeña pieza de material altamente contaminado, rodeada de polvo y otros fragmentos en el suelo.

El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9.0 provocó un tsunami que dañó severamente la planta nuclear de Fukushima Daiichi. Esta catástrofe se considera uno de los peores desastres nucleares de la historia, dejando tras de sí unas 880 toneladas de material altamente radiactivo que todavía se encuentran dentro de los reactores.

La eliminación de estos escombros se presenta como uno de los desafíos más difíciles del proyecto de desmantelamiento, que durará décadas. Tepco tenía previsto iniciar la extracción a prueba en agosto de 2023, con el objetivo de recolectar una muestra de apenas tres gramos de este material para análisis, pero un problema en la instalación del equipo necesario forzó la suspensión del procedimiento.

El fallo estaba relacionado con la configuración incorrecta de cinco tuberías que debían insertar un dispositivo de recuperación en el recipiente de contención del reactor No. 2. Tras solucionar este problema, Tepco reanudó la operación. Debido a los altos niveles de radiación en el interior de los reactores, se han desarrollado tecnologías robóticas especializadas para llevar a cabo la extracción de manera remota.

Entre estos dispositivos se encuentra un brazo robótico diseñado para operar como una caña de pescar, capaz de extenderse hasta 22 metros dentro del reactor y recoger pequeñas cantidades de escombros. En febrero, Tepco desplegó dos mini-drones y un robot con forma de serpiente para preparar la operación en uno de los reactores, hecho que resalta la importancia de estos avances para trabajar en un entorno donde la entrada humana es imposible.

Los esfuerzos para desmantelar Fukushima forman parte de una estrategia más amplia para gestionar las consecuencias a largo plazo del desastre. En 2023, Japón comenzó a liberar agua tratada de la planta al océano Pacífico, lo que provocó tensiones diplomáticas con países como China y Rusia, que han prohibido la importación de mariscos japoneses, a pesar del respaldo de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en cuanto a la seguridad de la descarga.

Además, Tepco ha lanzado iniciativas para promover los productos agrícolas de la región, con el objetivo de restaurar la confianza en los alimentos de Fukushima y contribuir a la recuperación económica de la zona.

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