Los incendios en baterías de iones de litio pueden ser aterradores, especialmente cuando ocurren en dispositivos que usamos a diario, como los smartphones. La situación se agrava en el caso de los vehículos eléctricos (VE), cuyas baterías almacenan una cantidad de energía significativamente mayor. Tanto es así, que los bomberos reciben entrenamiento especializado para lidiar con estos incendios, que son particularmente difíciles de extinguir tras accidentes de tráfico.

En los últimos tiempos, los incendios en vehículos eléctricos han captado la atención mediática. Por ejemplo, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EE.UU. y la Patrulla de Carreteras de California están investigando un incendio en un camión Tesla que se incendió tras chocar contra un árbol. La batería de iones de litio ardió durante aproximadamente cuatro horas, lo que ha generado preocupación entre los conductores de vehículos eléctricos.

Una batería de vehículo eléctrico instalada en una estructura de prueba dentro de una instalación industrial. La batería, de gran tamaño y forma rectangular, está montada en un marco de soporte de metal, con varios cables conectados a ella. El entorno es una fábrica, con maquinaria y equipo en el fondo, incluyendo paneles y redes de seguridad alrededor del área de trabajo. La imagen destaca la complejidad y el tamaño de las baterías que se utilizan en los vehículos eléctricos.

Sin embargo, expertos como Matthew McDowell, codirector del Centro Avanzado de Baterías de Georgia Tech, sugieren que no hay motivo para alarmarse en exceso. Afirma que los incendios causados por defectos de fabricación en baterías son extremadamente raros, especialmente en los VE, que están equipados con sistemas de gestión de baterías. Estos sistemas monitorean las celdas que componen la batería, ayudando a prevenir que se sobrecalienten o se dañen.

En caso de un accidente que dañe la batería de un VE, podría producirse un incendio debido a un fenómeno conocido como «fuga térmica». Las baterías de los VE no son una sola unidad sólida, sino que están compuestas por muchas celdas más pequeñas. Si una de estas celdas sufre una reacción química, podría desencadenar un incendio que se propaga rápidamente al resto de la batería.

Greg Less, director del Laboratorio de Baterías de la Universidad de Michigan, clasifica los incendios de baterías de VE en dos categorías: los causados por accidentes y los derivados de defectos de fabricación. Mientras que los incendios provocados por accidentes son más comprensibles, los defectos de fabricación son más preocupantes debido a su imprevisibilidad. Estos defectos pueden provocar cortocircuitos en las celdas, generando calor que, eventualmente, podría desencadenar un incendio.

Si bien estos incendios son difíciles de extinguir, especialmente por la cantidad de agua que se necesita en comparación con los vehículos de combustión interna, existen pautas claras para actuar en caso de emergencia. Las autoridades recomiendan detenerse de forma segura, apagar el motor y evacuar el vehículo de inmediato, manteniéndose a una distancia segura mientras se espera a los bomberos. Es importante no intentar apagar el incendio por uno mismo, ya que se trata de un fuego químico.

Es crucial entender que estos incendios pueden reavivarse incluso después de que parezca que han sido extinguidos. Los bomberos y otros servicios de emergencia deben estar alertas ante la posibilidad de que queden zonas de la batería con energía residual que podrían volver a prenderse.

A pesar de estos desafíos, hay un futuro prometedor con el desarrollo de baterías de estado sólido, que podrían ofrecer una mayor estabilidad térmica y reducir el riesgo de incendios. Estas baterías eliminan el electrolito líquido, que es la parte más inflamable de las baterías actuales. Aunque su producción a gran escala todavía presenta retos, su potencial para mejorar la seguridad y fiabilidad de los VE es significativo.

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