Las tiendas ‘sin cajero’ de Amazon utilizan mucho… personal humano

Las tiendas ‘Amazon Go’ han sido promocionadas como la última frontera de la tecnología de compras: automatizadas, sin necesidad de cajeros ni colas. Sin embargo, investigaciones han demostrado que estas tiendas en realidad requieren de una cantidad significativa de personal humano para funcionar correctamente.

En 2021, la apertura de la primera tienda de Amazon con tecnología «just walk out» en Ealing, Londres, marcó un momento significativo. Esta innovación prometía una experiencia de compra sin colas ni interacciones con cajeros, donde la tecnología de reconocimiento facial, sensores y la inteligencia artificial gestionarían las transacciones de forma invisible. Sin embargo, detrás de esta fachada de automatización, se encontraba una realidad sorprendentemente manual: más de mil personas observando y etiquetando las grabaciones de los compradores para asegurar la precisión de las transacciones.

Esta revelación sobre Amazon no es un caso aislado. A lo largo de la historia, numerosos inventos aclamados como prodigios de la automatización han dependido en gran medida del trabajo humano oculto. Desde el «Turco Mecánico» de 1770 hasta asistentes inteligentes modernos y vehículos autónomos que requieren intervención humana regular, la tecnología frecuentemente ha enmascarado la labor humana bajo el velo de la automatización.

Este engaño tiene consecuencias económicas y sociales profundas. Por un lado, permite a las corporaciones como Amazon externalizar trabajos a países con salarios significativamente más bajos, exacerbando las desigualdades y devaluando el trabajo humano. Por otro lado, perpetúa una narrativa que deshumaniza el trabajo y oculta las realidades del esfuerzo humano detrás de interfaces digitales, contribuyendo a una desconexión entre el consumo y la producción.

Más allá de los costos laborales, la «automatización» sirve como distracción de prácticas empresariales éticamente cuestionables. Por ejemplo, el contrato de $1.2 mil millones entre Amazon, Google e Israel para proporcionar sistemas de computación en la nube y AI al estado y al ejército israelí, pese a las implicaciones morales de colaborar con fuerzas militares asociadas con violaciones de derechos humanos.

La apertura de tiendas como Tesco GetGo, que promete una conveniencia similar sin usar reconocimiento facial pero aplicando tecnologías que rastrean el movimiento y la postura, revela cómo se normaliza la vigilancia bajo el pretexto de innovación. La tecnología detrás de GetGo, proporcionada por Trigo y desarrollada por ingenieros con experiencia en unidades militares de vigilancia israelíes, refleja la militarización de la tecnología civil y sus implicaciones potenciales para la privacidad y la seguridad.

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