La medida de China de bloquear el uso de chips de Intel y AMD en las computadoras gubernamentales se enmarca en un contexto de tensiones políticas y comerciales entre el país asiático y Estados Unidos. China ha expresado su interés en fortalecer su industria de semiconductores y reducir su dependencia de proveedores extranjeros, especialmente en un momento en que las tensiones entre China y Estados Unidos están en su punto más álgido.

Esta acción también podría impulsar el desarrollo de la industria de chips china y fomentar la competencia con empresas occidentales. Sin embargo, algunos expertos advierten que esta medida podría tener un impacto negativo en la innovación y en la interoperabilidad de los sistemas informáticos a nivel global. Es importante estar atentos a cómo evolucionará esta situación y qué repercusiones tendrá en el ámbito tecnológico mundial.

En un movimiento significativo hacia la autosuficiencia tecnológica, China ha establecido nuevas directrices que excluyen el uso de procesadores fabricados por Intel y AMD en ordenadores y servidores gubernamentales. Este paso audaz se alinea con la estrategia nacional de la nación de depender más de las opciones de producción local, en respuesta a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que han limitado el acceso a numerosos productos chinos. Las directrices, emitidas el 26 de diciembre del año pasado por el Ministerio de Finanzas y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China, favorecen a 18 procesadores desarrollados por Loongson y Phytium, empresas que, curiosamente, están en la lista negra de Estados Unidos.

Este giro hacia la independencia tecnológica no es menor, considerando la importancia del mercado chino para gigantes tecnológicos como AMD, Nvidia e Intel. Solo el año pasado, China representó el 27% de las ventas de Intel, generando $54 mil millones, mientras que AMD reportó $23 mil millones en ventas, de acuerdo con informes del Financial Times. Además, China planea sustituir el sistema operativo de Microsoft por alternativas nacionales, impactando el 1.5% de los ingresos de la compañía estadounidense.

Sin embargo, el camino hacia la autosuficiencia no está exento de desafíos. A pesar de las adquisiciones recientes de herramientas de fabricación de chips por parte de China, hay escepticismo sobre la capacidad del país para producir chips competitivos a gran escala. Pat Gelsinger, CEO de Intel, ha señalado que, aunque China está avanzando en la industria de fabricación de chips, su tecnología se mantendrá una década detrás de la de líderes del sector como TSMC e Intel. Este último, junto con otras empresas, está invirtiendo en nuevas plantas de fabricación en Estados Unidos con el apoyo del gobierno de Biden. Es interesante notar que Intel posee una licencia de exportación con Huawei, una situación que AMD intentó revocar sin éxito.

El desafío para China es monumental, requiriendo miles de millones en investigación y desarrollo, además de un tiempo incalculable para alcanzar la autosuficiencia. Aunque pueda aprovechar la tecnología robada para la ingeniería inversa, la fabricación de semiconductores depende de una cadena de suministro global para materiales crudos y otras tecnologías esenciales. Empresas chinas como SMIC y HLMC, al igual que otros fabricantes de semiconductores, dependen de empresas extranjeras para obtener estos recursos.

A pesar de estos esfuerzos, es poco probable que China logre una transición completa que lleve a sus ciudadanos a adoptar masivamente CPUs de producción nacional en el corto plazo. Paralelamente, Rusia, también sujeta a sanciones por parte de EE. UU. y la UE, importa hardware informático de China, pero es incierto si optará por utilizar procesadores chinos.

Fuente

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí