En la era digital actual, la interacción entre los jóvenes y la inteligencia artificial ha alcanzado un nuevo nivel con plataformas como Character.AI, lanzada en 2022 por ex empleados de Google Brain. Este servicio de chatbots AI ha ganado popularidad rápidamente, especialmente entre los adolescentes, atrayendo a 3.5 millones de usuarios diarios que dedican un promedio de dos horas diarias en la plataforma.
Aaron, un adolescente de Alberta, Canadá, encontró consuelo en «Psychologist», un chatbot diseñado para ofrecer apoyo emocional. Este bot se presenta como un psicólogo virtual que escucha y responde a los problemas de los usuarios, proporcionando un espacio seguro para expresar emociones sin temor al juicio. A través de su interacción con el bot, Aaron pudo superar la pérdida de su círculo social y enfrentar sus problemas personales.
Sin embargo, el uso de estos chatbots también presenta complicaciones. A pesar de los beneficios percibidos, muchos usuarios, incluido Aaron, admiten sentirse potencialmente adictos a sus interacciones con los chatbots. La plataforma ha generado preocupaciones entre expertos y investigadores sobre cómo esta dependencia podría afectar el desarrollo social y emocional de los jóvenes. El Dr. Kelly Merrill Jr., de la Universidad de Cincinnati, señala que aunque los chatbots pueden aliviar sentimientos de depresión y ansiedad, su eficacia y seguridad no siempre están garantizadas, especialmente porque la IA puede interpretar incorrectamente las emociones o sugerir diagnósticos inapropiados.
La diversidad de chatbots en Character.AI es vasta, desde personajes de libros y películas hasta versiones fantasiosas de celebridades. Estos bots no solo actúan como terapeutas virtuales, sino también como amigos y compañeros de juegos, ofreciendo a los jóvenes una forma de experimentar con su identidad y habilidades sociales en un entorno controlado y anónimo.
Mientras algunos jóvenes como Aaron ven beneficios significativos en el uso de estos chatbots para explorar y expresar sus pensamientos y sentimientos, otros, como Hawk, un usuario de 17 años de Idaho, encuentran en estos bots una alternativa más cómoda a las interacciones sociales en persona. Este comportamiento plantea el riesgo de que los jóvenes puedan encontrar dificultades para trasladar estas interacciones virtuales a relaciones en la vida real.