La vida útil limitada de las baterías de litio es un desafío recurrente para los usuarios de dispositivos electrónicos. Las baterías se degradan debido a la fragmentación de los electrodos y a la acumulación de litio en formas químicas que no pueden contribuir a la conducción eléctrica. La capacidad de la batería disminuye con el tiempo, y el reciclaje suele ser la única solución viable, a menos que se encuentre un método para reintroducir litio en el sistema.

Los investigadores han estado en busca de una solución innovadora para este problema. Durante la fabricación de baterías, el litio se integraba generalmente en los electrodos, lo que limitaba el aprovechamiento de otros materiales que podrían almacenar más litio pero que son difíciles de cargar. Esto llevó a la exploración de un nuevo enfoque que permite la incorporación de litio después de la fabricación, lo que podría abrir nuevas posibilidades para mejorar la eficiencia de las baterías existentes.

El compuesto químico descubierto, el LiSO2CF3, se descompone bajo voltaje, liberando litio y electrones, y produciendo gases que pueden ser eliminados del electrolito. En pruebas de laboratorio, los investigadores crearon una batería sin litio y luego utilizaron el LiSO2CF3 para cargarla. Este método demostró ser eficaz, permitiendo que las baterías rejuvenecidas retuvieran hasta un 99% de su capacidad original tras el tratamiento.

Es importante considerar que este método es específico para ciertos tipos de baterías, como las de fósfato de hierro-lito, que son pesadas y utilizan en aplicaciones de almacenamiento a gran escala. No obstante, este avance sugiere que el desarrollo de baterías con un sistema de acceso para la inyección de electrolitos y la liberación de gases podría ser beneficioso en el futuro, lo que permitiría una mezcla de sostenibilidad y eficiencia en la producción y uso de baterías.

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