El dominio de habilidades excepcionales en expertos requiere una práctica extensa, pero no siempre garantiza la mejora. Estudios recientes sugieren que la cantidad de entrenamiento representa menos de la mitad del dominio de la experiencia, cuestionando el impacto de la práctica deliberada. Esto es crucial para individuos entrenados que buscan desarrollar habilidades sofisticadas, pero enfrentan un efecto de techo, donde la ganancia de aprendizaje disminuye tras un entrenamiento extenso. Para superar estos límites, es esencial establecer métodos únicos de entrenamiento que no dependan solo de la cantidad de práctica o del entrenamiento temprano en la infancia. Investigaciones recientes han demostrado la efectividad del entrenamiento sensorimotor especializado para individuos bien entrenados, aunque la mayoría se ha centrado en tareas motoras simples.

Un dilema común en el desarrollo de habilidades motoras complejas es la falta de experiencia física previa con la habilidad extraordinaria a adquirir. Esto dificulta obtener información precisa sobre errores entre los movimientos corporales deseados y producidos. La reorganización del movimiento para sofisticar habilidades motoras entrenadas puede lograrse exploratoriamente minimizando errores de rendimiento y maximizando recompensas. Un método potencial para optimizar este aprendizaje es proporcionar información sensorial sobre la habilidad motora objetivo. Por ejemplo, los movimientos de las extremidades generados pasivamente por un robot mejoraron la precisión de los movimientos y el control postural en individuos sanos y pacientes con trastornos del movimiento. Sin embargo, la mayoría de los estudios previos que abordaron los efectos de la experiencia sensorial pasiva en habilidades motoras han investigado tareas simples.

Para probar esto, se utilizó un robot exoesqueleto personalizado para la mano, capaz de mover los dedos individualmente tanto en flexión como en extensión. Se predijeron efectos de entrenamiento pasivo con el robot basados en la observación de que ajustar patrones de movimiento de habilidades sobreaprendidas, como estar de pie y correr, mejoró el rendimiento motor. Sin embargo, se desconoce si el efecto de mejora se limita solo cuando el robot está unido a la extremidad. Para identificar qué experiencia sensorial puede mejorar una habilidad motora compleja sobreentrenada, el robot exoesqueleto fue utilizado por pianistas expertos para experimentar diferentes patrones de movimientos multifinger a diferentes velocidades. Se postuló que las entradas somatosensoriales de movimientos no experimentados, que involucraban un rendimiento más rápido y preciso de movimientos complejos multidedo que el movimiento producido voluntariamente, mejoran específicamente la habilidad motora de pianistas entrenados, incluso después de que la habilidad se estabiliza a través de un entrenamiento extenso.

Se realizaron tres estudios para probar si el entrenamiento somatosensorial pasivo usando un robot exoesqueleto de mano mejoró los movimientos de dedos altamente habilidosos en individuos entrenados. En total, 118 pianistas participaron en los estudios. En el primer estudio, se probó si la exposición a movimientos de dedos controlados pasivamente mejoraba el rendimiento de movimientos de dedos hábiles después de que la habilidad se estabilizara a través de una práctica activa a largo plazo. Treinta pianistas participaron en el experimento, que consistió en preentrenamiento, pretest, intervención, postest y test de retención. Durante la sesión de intervención, los pianistas fueron expuestos a movimientos de dedos pasivos generados por un robot exoesqueleto de mano que podía mover los dedos individualmente.

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