El equipo de científicos ha logrado modificar bacterias para producir proteínas similares al colágeno, principal componente del cuero real, que luego se ensamblan para formar fibras similares al cuero. Además, estas bacterias también tienen la capacidad de producir pigmentos, lo que permite que el cuero vegano se autotinte durante el proceso de fabricación. Esto elimina la necesidad de tintes químicos convencionales, reduciendo así el impacto ambiental asociado con la producción de cuero. Esta innovación no solo abre nuevas posibilidades en la industria de la moda, sino que también contribuye a la reducción de residuos plásticos y al fomento de prácticas más sostenibles.
En un avance revolucionario proveniente del Imperial College de Londres, un equipo de investigadores ha desarrollado una técnica para cultivar cuero sin animales ni plásticos, utilizando bacterias genéticamente modificadas capaces de auto-teñirse. Este desarrollo no solo representa un gran paso hacia la sostenibilidad en la industria de la moda, sino que también ofrece una solución innovadora a los impactos ambientales adversos asociados con los procesos de teñido convencionales, especialmente en la producción de cuero de color negro.
La historia del uso humano de colores se remonta a las pinturas rupestres de la Edad de Piedra, marcando el inicio de nuestra relación con las tonalidades y los tintes. Sin embargo, la invención de los tintes sintéticos trajo consigo problemas ambientales significativos, siendo el teñido una de las operaciones más tóxicas en el ámbito de la moda. En este contexto, el cuero producido a partir de celulosa bacteriana (BC) emerge como una alternativa sostenible y libre de crueldad animal. La celulosa bacteriana, producida eficazmente por bacterias del género Komagataeibacter, destaca por sus propiedades únicas que permiten su aplicación en campos tan diversos como dispositivos acústicos y la medicina regenerativa.
El proceso desarrollado por el equipo de investigación implica la modificación genética de bacterias para producir láminas de celulosa bacteriana que, a su vez, generan el pigmento negro eumelanina. Este método no solo elimina la necesidad de teñidos posteriores sino que también contribuye a reducir las emisiones de carbono, el uso de agua, tierra y tiempo comparado con la cría convencional de ganado para la producción de cuero. Además, a diferencia de las alternativas de cuero basadas en plásticos, la celulosa bacteriana se fabrica sin petroquímicos y es biodegradable de manera segura y no tóxica.
La investigación, que contó con la colaboración de diseñadores de moda, demostró la viabilidad de este nuevo material mediante la creación de un zapato y una cartera negros, moldeando la celulosa bacteriana alrededor de un molde y aplicando un proceso de agitación suave para fijar la forma y el color. Este avance no solo abre la puerta a la producción de materiales con diferentes colores y patrones mediante la ingeniería genética sino que también destaca la sinergia entre la ciencia y el diseño en la búsqueda de soluciones sostenibles.