La demanda presentada por el gobierno de Estados Unidos se centra en las acusaciones de que Apple ha utilizado prácticas anticompetitivas para mantener su dominio en el mercado de smartphones. Según la denuncia, la empresa habría limitado la competencia al imponer restricciones a los desarrolladores de aplicaciones en su App Store y al dificultar la instalación de aplicaciones de fuentes externas en sus dispositivos.
Esta demanda pone de manifiesto la creciente preocupación de las autoridades regulatorias respecto al poder de las grandes empresas tecnológicas y su impacto en la competencia y la innovación. Es un caso que sin duda marcará un precedente en el sector y podría tener repercusiones significativas en el futuro de Apple y otras compañías similares.
El Departamento de Justicia de EE.UU. (DOJ), junto con 16 fiscales generales estatales y distritales, ha presentado una demanda antimonopolio contra Apple, acusándola de mantener ilegalmente su monopolio en el mercado de los smartphones. Esta acusación señala a Apple por incrementar los precios para consumidores y desarrolladores, favoreciendo una dependencia creciente hacia sus dispositivos iPhone.
Según el comunicado del DOJ, Apple ejerce su poder monopólico imponiendo restricciones contractuales selectivas a los desarrolladores y limitando el acceso crítico a sus teléfonos, lo que impide la competencia. La demanda destaca varias estrategias de Apple para mantener su monopolio:
- Obstaculizar «super apps» que podrían facilitar el cambio de los usuarios de iPhone a dispositivos competidores.
- Bloquear aplicaciones de streaming en la nube, reduciendo la necesidad de hardware más costoso.
- Degradar la calidad de los mensajes entre iPhone y plataformas competidoras como Android.
- Limitar la funcionalidad de relojes inteligentes de terceros con iPhones.
- Impedir que desarrolladores de terceros creen billeteras digitales competidoras con funcionalidad de pago por contacto para el iPhone.
Jonathan Kanter, Jefe de la División Antimonopolio del DOJ, criticó a Apple por responder a amenazas competitivas con reglas contractuales que permiten a la empresa cobrar precios más altos y sofocar alternativas competitivas.
La demanda, presentada en el Tribunal de Distrito de EE.UU. para el Distrito de Nueva Jersey, busca prohibir a Apple usar su control sobre la distribución de aplicaciones para socavar tecnologías cruzadas como super apps y aplicaciones de streaming en la nube.
En respuesta, Fred Sainz, portavoz de Apple, defendió las prácticas de la empresa argumentando que la demanda amenaza los principios que distinguen a los productos de Apple en mercados altamente competitivos. Sainz afirmó que Apple defenderá vigorosamente contra la demanda, que considera errónea tanto en hechos como en derecho.
Esta acción legal es parte de un esfuerzo más amplio para regular a los gigantes tecnológicos, evidenciado por demandas anteriores contra Google y legislaciones propuestas para limitar el poder de grandes plataformas como Apple.