En la era de ChatGPT, un reciente sondeo ha revelado que el uso de herramientas de inteligencia artificial (IA) entre estudiantes de secundaria en Singapur es casi universal. Este estudio mostró que el 84% de los alumnos de secundaria utilizan IA para sus tareas al menos una vez a la semana, y un 29% la utiliza varias veces por semana. Realizado por CNA, el sondeo abarcó a 500 estudiantes de edades entre 15 y 25 años, desde secundaria hasta educación superior, y tenía como objetivo explorar cómo utilizan la IA en sus trabajos escolares.
Los hallazgos subrayan una tendencia creciente en el uso de IA, y 86% de los encuestados afirma que la emplean para «generar ideas» en sus tareas. Los estudiantes de secundaria son más propensos que sus pares a usar IA para resolver problemas matemáticos (63%) y corregir errores gramaticales (47%).
A la luz de esta tendencia, se debe considerar el impacto que la IA tiene en el aprendizaje y las calificaciones. A pesar de que la IA puede facilitar la vida, su uso desmedido presenta riesgos. De acuerdo a un reporte de OpenAI, los chatbots más nuevos son más propensos a generar «alucinaciones», lo que puede confundir a los estudiantes. En un experimento, tareas académicas realizadas por AI obtuvieron calificaciones desfavorables: un examen de matemáticas recibió 62 de 90 y un trabajo de inglés resultó en un D7, lo que indica un mal entendimiento de los requisitos.
Estos resultados ponen en evidencia la importancia de un «juicio evaluativo»: los estudiantes deben aprender a discernir la calidad del trabajo que producen con la ayuda de la IA. La presión por obtener buenos resultados puede llevar a los alumnos a depender excesivamente de estas herramientas, diluyendo su comprensión del material.
Los educadores, por su parte, tienen opiniones dividas sobre el uso de la IA. Algunos incentivaron a sus estudiantes a usarla para generar ideas, mientras que otros desestiman su relevancia. Sin embargo, un 51% de los estudiantes encuestados afirma que modifican significativamente el contenido generado por IA para reflejar su propio estilo de escritura.
Este dilema es reflejado por Jonathan Sim, un académico de la Universidad Nacional de Singapur, quien ha promovido el uso responsable de la IA. Reconoce que «no hay directrices claras» en este ámbito, lo que genera confusión tanto para estudiantes como para docentes. El reto radica en aprovechar los beneficios que la IA ofrece sin comprometer la integridad del proceso educativo.
Este creciente uso de la IA plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la educación: ¿Estamos capacitando a estudiantes que dependen de herramientas tecnológicas o promoviendo un aprendizaje genuino y profundo? La respuesta podría tener repercusiones significativas en cómo se aborda la educación en los años venideros.