El pasado viernes por la noche, la nave espacial Starliner de Boeing aterrizó de manera exitosa en el desierto de Nuevo México, culminando una misión de prueba no tripulada que duró tres meses. A pesar del éxito en el aterrizaje, la misión dejó un sabor agridulce, ya que la cápsula no logró completar todos sus objetivos y los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams, que debían regresar a la Tierra a bordo de la Starliner, continuarán en la Estación Espacial Internacional (EEI) hasta el próximo año.
La cápsula descendió a las 10:01 p.m. hora local (12:01 a.m. EDT) en White Sands Space Harbor, amortiguada por tres paracaídas y airbags. Aunque el aterrizaje fue perfecto, la cabina estaba vacía, ya que los gestores de la NASA decidieron en agosto que era demasiado arriesgado permitir el regreso de los astronautas en la nave, debido a problemas técnicos detectados. En su lugar, Wilmore y Williams retornarán en una cápsula Dragon de SpaceX en febrero de 2024.
La Starliner comenzó su viaje de regreso tras separarse de la EEI a las 6:04 p.m. EDT del viernes. Un problema significativo ocurrió en junio, cuando cinco de los 28 propulsores de control de la nave fallaron al acercarse a la estación, obligando a Wilmore a tomar el control manual. Aunque cuatro de los propulsores se recuperaron, el fallo generó preocupaciones sobre su fiabilidad durante la reentrada. Ingenieros descubrieron que el sobrecalentamiento de los propulsores provocó deformaciones en las válvulas de Teflón, causando la pérdida de empuje.
Además, la misión detectó fugas de helio en el sistema de propulsión de la Starliner, un problema conocido antes del lanzamiento y que continuó hasta el aterrizaje, aunque se mantuvo dentro de los márgenes de seguridad. También hubo una falla en uno de los 12 propulsores del módulo de tripulación, y un breve fallo en el sistema de navegación durante la reentrada.
Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA, afirmó que, a pesar de los problemas, la nave cumplió entre el 85% y el 90% de sus objetivos, principalmente debido a los tres meses de acoplamiento con la EEI. Sin embargo, reconoció que la misión había sido diseñada para llevar tripulantes y que la falta de su presencia limitó los datos obtenidos.
El próximo paso será resolver los problemas técnicos antes de decidir si será necesaria otra misión de prueba o si se puede certificar la nave para vuelos tripulados. Boeing y NASA están evaluando posibles mejoras, como ajustar el uso de los propulsores para evitar el sobrecalentamiento.
A pesar de los contratiempos, NASA no ha abandonado su plan de certificar la Starliner, esperando que la nave pueda entrar en rotación con el Dragon de SpaceX para misiones de relevo de tripulación a la EEI. El primer vuelo operativo de la Starliner, denominado Starliner-1, se espera para finales de 2025 o 2026.