Celdas solares interiores plantean aparatos electrónicos eternos

Cada seis segundos, en una fábrica en los alrededores de Estocolmo, una impresora secreta produce hojas valoradas en miles de euros. Estas hojas contienen 108 minúsculas células solares que pronto se integrarán en dispositivos cotidianos como teclados y auriculares, transformando nuestra interacción con la tecnología. Este avance, según su creador, nos obligará a repensar nuestra relación con la luz.

Suecia, con sus largos inviernos oscuros, podría parecer un lugar improbable para una revolución solar. Sin embargo, Giovanni Fili, cofundador de Exeger, vio en esta falta de luz una oportunidad para explorar más allá del sol como única fuente de energía para una célula fotovoltaica. La tecnología de su empresa puede generar electricidad a partir de prácticamente cualquier fuente de luz, desde la luz solar directa hasta la luz de una vela. Incluso puede aprovechar la luz de la luna, aunque a un ritmo más lento.

Las células solares de interiores existen desde hace décadas, pero han sido limitadas por las células de silicio amorfo, demasiado frágiles y de baja potencia. La innovación reciente de Exeger se basa en un descubrimiento de 1988 sobre las células solares sensibilizadas por colorante (DSSC). Dos científicos de UC Berkeley inventaron una célula económica y eficiente, semi-flexible y semi-transparente, lo que abrió el camino para su desarrollo comercial.

Más de 20 años después, Giovanni Fili y Henrik Lindström de Exeger desarrollaron un nuevo material de electrodo con una conductividad 1,000 veces mejor. Este avance dio lugar a las células Powerfoyle, ahora producidas a escala comercial. A diferencia de los paneles solares tradicionales, las células Powerfoyle no requieren las líneas plateadas conductoras y no son sensibles a la sombra parcial.

El material patentado de Exeger puede integrarse en una amplia variedad de productos, siendo resistente al agua, al polvo y a los golpes. «Funciona en cualquier condición de luz, es más duradero que cualquier otra célula solar en el mundo, es fácil de fabricar y puede imitar cualquier superficie – cuero, fibra de carbono, madera, acero cepillado», comenta Fili. «Podemos integrarlo en productos que ya se venden en miles de millones de unidades al año».

La fábrica de Exeger en Estocolmo puede producir 2.5 millones de metros cuadrados de células solares al año, la mayor instalación de este tipo en Europa. Fili predice que la tecnología de Exeger «tocará la vida de mil millones de personas para 2030».

Las células Powerfoyle ya están presentes en productos como auriculares, altavoces inalámbricos y cascos de bicicleta, con clientes como Adidas, Phillips y 3M, y se rumorea que están en negociaciones con Logitech y Apple. Exeger es una de varias startups que buscan comercializar paneles solares de interiores, atrayendo tanto a investigadores como a emprendedores por la promesa de energía limpia y continua.

La versatilidad y durabilidad de las células Powerfoyle significan que las únicas limitaciones son dispositivos de alto consumo energético como portátiles y smartphones, aunque podrían mejorar significativamente su vida útil de la batería. Exeger también está explorando una funda de tablet solar que podría eliminar la necesidad de recarga para usuarios ocasionales.

Fili destaca que los usuarios de productos Powerfoyle se vuelven más conscientes de su entorno y de la presencia de la luz en sus vidas. «Estamos haciendo que la gente sea consciente de la luz, porque la luz es poder», afirma.

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