La startup parisina Robeauté ha asegurado cerca de 28 millones de dólares en financiación de capital de riesgo para llevar su diminuto robot asistente de cirugía a quirófanos de todo el mundo. Fundada en 2017, la empresa ha desarrollado un microrobot autopropulsado que podría asistir a los neurocirujanos en operaciones cerebrales, ofreciendo una alternativa menos invasiva a las herramientas tradicionales que suelen causar daños significativos en los tejidos cerebrales sensibles.
Las soluciones actuales para la cirugía cerebral a menudo implican el uso de herramientas rígidas e invasivas, que pueden provocar daños importantes en el delicado tejido cerebral. El robot de Robeauté, que tiene un tamaño similar al de un grano de arroz, es lo suficientemente pequeño y ágil como para adentrarse en el cerebro sin dejar un rastro de destrucción. Diseñado para seguir un camino establecido por un neurocirujano, el robot puede ser rastreado en tiempo real, lo que permite una intervención más precisa y controlada.
Inicialmente, Robeauté planea utilizar sus robots para recolectar muestras de tejido para biopsias. En el futuro, la tecnología podría emplearse para administrar medicamentos dirigidos a partes específicas del cerebro o implantar electrodos para tratar afecciones como el Parkinson. La empresa fue fundada por Bertrand Duplat y Joana Cartocci. Duplat, un veterano en los campos de la robótica y la informática, cambió su enfoque hacia la medicina tras la experiencia personal de su madre con un tumor cerebral inoperable.
El desarrollo del microrobot no ha sido una tarea sencilla. Según Duplat, se requirieron varios avances en electrónica, robótica y microfabricación para construir el diminuto dispositivo. «Fue necesario reunir múltiples bloques de construcción, y nos llevó cinco años conseguir que todos estos bloques iniciales funcionaran juntos, colaborando con diferentes laboratorios», explicó. El equipo probó con éxito la tecnología en cadáveres de animales a finales de 2021, antes de pasar a cadáveres humanos y animales vivos.
Robeauté espera comenzar las pruebas en humanos tan pronto como en 2026, aunque primero debe obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA). Según Cartocci, los neurocirujanos han sido algunos de sus mayores defensores, reconociendo la necesidad de esta solución y el desafío intelectual que supone lograrla. La respuesta de la comunidad médica ha sido abrumadora, lo que subraya el potencial impacto de esta innovación en el campo de la neurocirugía.