Los científicos están cada vez más cerca de lograr lo que podría parecer sacado de una película de ciencia ficción: extremidades biónicas capaces de sentir y transmitir el tacto a sus usuarios. Un nuevo estudio ha presentado un sistema de mano biónica que, según los investigadores, puede reproducir las sensaciones táctiles más complejas hasta la fecha. Este dispositivo, desarrollado por el Grupo de Investigación en Biónica Cortical, fue probado en voluntarios con lesiones medulares.

Durante una serie de experimentos, los investigadores lograron traducir y transmitir sensaciones relacionadas con el movimiento, la curvatura y la orientación, permitiendo a los voluntarios realizar tareas complejas con su extremidad biónica. Según los científicos, su dispositivo ha alcanzado un nuevo nivel de toque artificial, superando las limitaciones de las prótesis actuales que aún están lejos de replicar la complejidad del tacto humano.

En los últimos años, ha habido avances significativos en la tecnología de prótesis y extremidades biónicas, pero estas aún no logran aproximarse completamente a la naturaleza compleja del tacto humano. Algunos investigadores han comenzado a utilizar la microestimulación intracortical (ICMS) de la corteza somatosensorial del cerebro para cerrar esta brecha, ya que se ha demostrado que dicha estimulación puede producir sensaciones táctiles vívidas. Sin embargo, según el investigador Giacomo Valle, los intentos iniciales con ICMS se han centrado en reproducir la ubicación e intensidad de las sensaciones, dejando de lado otros aspectos esenciales del tacto.

Para sus experimentos, los investigadores reclutaron a dos personas con lesiones medulares, a quienes se les implantaron dispositivos en las regiones sensoriales y motoras del cerebro que controlan las manos y los brazos. A través de estos implantes, los investigadores registraron y descifraron los patrones de actividad eléctrica producidos por los cerebros de los voluntarios al pensar en usar sus extremidades paralizadas. Conectados a un dispositivo de interfaz cerebro-computadora (BCI), los voluntarios podían controlar la extremidad biónica solo con sus pensamientos, mientras que los sensores de la extremidad comunicaban sensaciones complejas al cerebro.

Valle, investigador en la Universidad Tecnológica de Chalmers, afirmó que por primera vez se han transmitido sensaciones táctiles relacionadas con la orientación, curvatura, movimiento y formas tridimensionales a través de una extremidad biónica controlada por el cerebro. Los voluntarios no solo podían sentir sensaciones más complejas, sino que estas se percibían como si provinieran de sus propias manos, facilitando la realización de tareas complejas con mayor precisión.

Aunque estos avances son prometedores, los investigadores reconocen que aún queda un largo camino por recorrer. Se necesitarán sensores más complejos y tecnología robótica avanzada, como piel prostética, para capturar verdaderamente las sensaciones que ahora pueden codificar y transmitir. Sin embargo, Valle y su equipo son optimistas y creen que una extremidad biónica que se sienta verdaderamente humana está al alcance. El siguiente paso en su investigación será probar sus sistemas BCI en entornos más naturales, con el objetivo final de mejorar la independencia y calidad de vida de las personas con discapacidad.

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