La semana pasada, Mark Zuckerberg presentó en el evento anual Meta Connect un nuevo prototipo llamado Orion, unas gafas que, según él, son «las más avanzadas del mundo». Aunque no están disponibles para el público, estas gafas de realidad aumentada permiten realizar videollamadas, ver películas y jugar, integrando elementos digitales en el entorno real. Las demostraciones mostraron cómo los usuarios podían jugar al clásico Pong, usando sus manos como paletas, o proyectar una pantalla de televisión en una pared vacía.
Orion representa un paso hacia la fusión entre la tecnología de los visores de realidad virtual, como los cascos Quest de Meta, y las gafas inteligentes, como las Ray-Ban Stories que Meta ya vende. Estas últimas incluyen cámaras y un asistente de inteligencia artificial (IA), aunque carecen de pantalla en los lentes. Este movimiento refleja la intención de Meta y otras compañías tecnológicas, como Amazon, Google y Apple, de integrar la computación en la vida cotidiana de forma más sutil y cómoda.
El mercado de los smartphones ha perdido emoción en los últimos años, y las ventas han caído. Los intentos de innovación, como las pantallas plegables, no han revitalizado las ventas de manera significativa. Los cascos de realidad virtual, en los que empresas como Meta y Apple han invertido grandes cantidades, tampoco han logrado una adopción masiva. En este contexto, las gafas inteligentes se presentan como la siguiente frontera tecnológica, con la promesa de ofrecer funcionalidades de computación sin depender del teléfono móvil.