Meta está cambiando su enfoque respecto al reconocimiento facial. Según un informe de The Information, la compañía ha decidido reanudar el desarrollo de esta tecnología para ser integrada en sus próximas gafas inteligentes, después de haber descartado su uso en la primera versión de su producto.
La nueva funcionalidad, descrita internamente como «super sensing», permitirá que las gafas escaneen las caras de las personas cercanas y las identifiquen por nombre. Este cambio se produce en un contexto donde parece haber disminuido la preocupación por la privacidad, sugiriendo un ambiente menos regulado tras la posible reelección de Donald Trump.
Características de la nueva funcionalidad
- Reconocimiento facial: Las gafas podrán identificar a las personas en las proximidades, una característica que los desarrolladores consideran innovadora.
- Tecnología de inteligencia artificial: La funcionalidad podría combinarse con una característica existente que permite traducciones en tiempo real, aunque su uso se limita actualmente a media hora debido a restricciones de batería.
- Opt-in para usuarios: Los propietarios de las gafas tendrían que optar por activar esta función, aunque aquellos a quienes se les escanea el rostro no tendrían conocimiento de ello.
Sin embargo, el uso de esta tecnología plantea importantes preocupaciones éticas. Aunque las actuales gafas Ray-Ban de Meta activan una luz durante la grabación como una medida de privacidad, se ha informado que la compañía cuestiona si esta medida debería aplicarse también al modo «super sensing». Esto genera incertidumbre sobre si los transeúntes serían conscientes de ser detectados.
Además, Meta ha cambiado recientemente sus políticas de privacidad, lo que ahora exige que la inteligencia artificial de sus gafas esté activada de forma predeterminada, dejando a los usuarios con la única opción de desactivarla mediante un comando de voz. Esto implica que la compañía podrá almacenar y utilizar las grabaciones de voz de los usuarios de manera más extensiva.
La evolución de las políticas de Meta hacia un mayor uso de tecnología intrusiva no solo refleja un desafío ético significativo, sino que también subraya un cambio en cómo se perciben y regulan las prácticas de privacidad en el ámbito tecnológico.