Un equipo de investigadores de la Universidad Northwestern ha desarrollado el primer dispositivo portátil capaz de medir los gases que emite y absorbe la piel. Este innovador aparato ofrece una nueva forma de evaluar la salud cutánea, incluyendo el monitoreo de heridas, la detección de infecciones, el seguimiento de niveles de hidratación y la cuantificación de exposición a sustancias químicas ambientales nocivas.
El dispositivo, que mide solo dos centímetros de largo y uno y medio de ancho, está diseñado para analizar gases como vapor de agua, dióxido de carbono (CO2) y compuestos orgánicos volátiles (VOCs). Estos gases fluyen hacia una pequeña cámara que se sitúa a unos milímetros de la piel, lo que permite obtener información sin contacto directo, siendo especialmente útil para tipos de piel frágiles.
Este avance, publicado en la revista Nature, muestra la eficacia del dispositivo en animales pequeños y humanos. John A. Rogers, co-líder del estudio, explica que se trata de una evolución natural de los dispositivos electrónicos portátiles que analizan el sudor. “Mientras que esa técnica requiere estimulación farmacológica de las glándulas sudoríparas o exposición a un ambiente cálido y húmedo, empezamos a pensar en qué se podría captar de la piel de manera natural, y encontramos que muchos compuestos están presentes en la superficie”, indicó.
Guillermo A. Ameer, otro co-líder del estudio, comentó que esta tecnología tiene el potencial de transformar la atención clínica, especialmente para poblaciones vulnerables como recién nacidos, ancianos y pacientes diabéticos. “La belleza de nuestro dispositivo es que encontramos una manera completamente nueva de evaluar el estado de la piel delicada sin tener que contactar heridas o abrasiones”, afirmó.
Cómo funciona el dispositivo
El diseño del dispositivo incluye un sistema que evita el contacto directo con la piel. Una válvula programable controla el acceso al aire ambiente, lo que permite que al abrirse, los gases fluyan hacia el interior de la cámara para establecer una medición base. Luego, al cerrarse, los gases se atrapan dentro de la cámara y se analizan las variaciones en las concentraciones con el tiempo.
Este monitoreo constante permite a los profesionales de la salud obtener información crítica sobre la integridad de las barreras cutáneas de sus pacientes, facilitando decisiones más informadas respecto al manejo de heridas y la administración de antibióticos. “La monitorización continua es particularmente crucial para los pacientes diabéticos, quienes se enfrentan a ulceraciones que a menudo resultan en amputaciones si no se tratan adecuadamente”, advirtió Ameer.
Posibilidades futuras
Además de su uso en el cuidado de heridas, esta tecnología podría ofrecer avances significativos en la evaluación de repelentes, lociones para la piel y medicamentos sistémicos diseñados para mejorar la salud cutánea. Dado que el CO2 y los VOCs atraen a mosquitos, medir estas emisiones puede ayudar a los investigadores a entender y reducir la atracción de estos insectos.
Los investigadores han expresado su interés en mejorar el dispositivo, añadiendo un sensor para rastrear cambios en los niveles de pH y desarrollar sensores químicos con mayor selectividad para la detección temprana de disfunciones orgánicas y otras enfermedades.