En los últimos años, diversos estudios han revelado un preocupante descenso en la capacidad de las personas para procesar información, razonar y resolver problemas novedosos. Según datos recopilados desde mediados de la década de 2010, la inteligencia aplicada parece estar en retroceso, lo que ha generado un debate sobre las posibles causas y consecuencias de este fenómeno.
Un cambio en la aplicación de la inteligencia
Aunque la biología del cerebro humano no ha cambiado en tan poco tiempo, los datos sugieren que la forma en la que aplicamos nuestra capacidad intelectual sí lo ha hecho. Un estudio clave en esta área es la encuesta Monitoring The Future, que ha registrado un aumento significativo en la proporción de personas que tienen dificultades para concentrarse o aprender cosas nuevas.
Uno de los factores que podría estar influyendo en esta tendencia es el cambio en los hábitos de lectura. A medida que las personas consumen menos textos largos y complejos, y recurren más a fragmentos breves o contenido audiovisual, se observa un deterioro en los niveles de alfabetización efectiva. Pero este problema no se limita solo a la comprensión lectora: también afecta la capacidad de resolver problemas matemáticos y de pensamiento lógico, lo que sugiere un declive más amplio en la capacidad de enfoque y aplicación mental.
Datos preocupantes sobre el razonamiento y la concentración
Las estadísticas sobre este fenómeno son llamativas. En los países de altos ingresos, la proporción de adultos que no pueden razonar matemáticamente al evaluar afirmaciones simples o que tienen dificultades para integrar información de un texto ha aumentado hasta un 25 %. Estos datos sugieren un deterioro en habilidades fundamentales para la vida cotidiana y el ámbito laboral.
Aunque el debate sobre el impacto de las tecnologías digitales suele centrarse en el auge de los smartphones y las redes sociales, este enfoque puede ser insuficiente. Más allá de la presencia de estos dispositivos, el cambio fundamental parece estar en la relación entre nuestro cerebro y la información.
El papel de la tecnología en el cambio cognitivo
En la primera mitad de la década de 2010, el uso de smartphones y redes sociales era en gran parte activo y dirigido por el usuario. Sin embargo, con el tiempo han surgido varios cambios clave en la forma en que interactuamos con la información:
- De la interacción social al contenido algorítmico: Antes, las personas veían publicaciones de su círculo cercano, lo que fomentaba la participación activa. Ahora, los algoritmos presentan un flujo infinito de contenido optimizado para la máxima atracción, reduciendo la necesidad de participación activa.
- Del análisis profundo a la inmediatez: Se ha producido un cambio del consumo de artículos largos, que requieren síntesis y reflexión, a publicaciones cortas y empaquetadas que eliminan la necesidad de pensamiento crítico.
- El aumento de interrupciones constantes: Las notificaciones han multiplicado la cantidad de distracciones, afectando la capacidad de mantener la atención en una tarea prolongada.
Estudios han demostrado que el uso activo e intencional de la tecnología digital puede ser beneficioso. No obstante, el consumo pasivo y las interrupciones constantes están vinculados a un deterioro en la capacidad de procesar información verbal, la memoria de trabajo y la autorregulación.
¿Un futuro reversible?
A pesar de estas preocupaciones, los expertos advierten que no se trata de una crisis irreversible. Las habilidades cognitivas fundamentales del ser humano siguen intactas, y existen pruebas de que es posible reentrenar la mente para recuperar un mejor uso de estas capacidades. Sin embargo, los datos actuales sugieren que el entorno digital está afectando negativamente la forma en que aplicamos nuestra inteligencia.
En última instancia, el futuro de nuestra capacidad cognitiva dependerá de cómo adaptemos nuestra relación con la información y la tecnología. ¿Seremos capaces de encontrar un equilibrio entre el acceso ilimitado a datos y el desarrollo de un pensamiento profundo y crítico?