Desde 2020 hasta 2021, muchos empleados comenzaron a trabajar desde casa, lo que ha cambiado radicalmente la dinámica del entorno laboral. Durante este tiempo, la creación de registros digitales de las actividades de trabajo se ha vuelto práctica y casi inevitable. Aunque no estuve físicamente presente en las instalaciones de Google, mis contribuciones se registraron a través de toques de teclado y clics del ratón. Esto lleva a la pregunta sobre cómo se almacenan y utilizan esos datos, así como los posibles desarrollos futuros en sistemas de inteligencia artificial que podrían beneficiarse de ellos.
El rastro digital del trabajo remoto
Estos datos crean lo que se conoce como trazas conductuales, huellas digitales de cómo un empleado aborda sus tareas. A medida que las empresas recogen esta información, la idea de un asistente digital que pueda completar tareas automáticamente para un empleado no es sólo una posibilidad, sino una dirección plausible para el futuro del trabajo.
La idea de un «Copilot para todo» se convierte en una herramienta económica esencial para optimizar la productividad en el entorno laboral. Este concepto plantea un escenario donde las empresas podrían entrenar modelos de inteligencia artificial para replicar el desempeño de sus empleados, abriendo un debate sobre la ética en el uso de los datos personales.
Inteligencia artificial y el dilema ético
¿Es aceptable que una empresa use el rendimiento anterior de un empleado para crear una versión digital de él, incluso si ya no trabaja allí? Este dilema no solo afecta a los trabajadores que han dejado la empresa, sino también a aquellos que aún forman parte de la plantilla. La automatización basada en datos personales introduce interrogantes sobre la privacidad y el derecho al trabajo en un entorno cada vez más dominado por la IA.
El proceso de muestreo de las acciones de un modelo de IA requiere un enfoque considerado, especialmente en situaciones de alta incertidumbre. Las decisiones no siempre pueden tomarse de manera greedy—es decir, eligiendo la opción óptima en el corto plazo—, ya que esto podría introducir sesgos y errores en el desempeño del sistema.
El futuro del trabajo automatizado
Un enfoque mixto que combine el control humano con la autonomía del modelo podría convertirse en la norma. Este sistema sería similar a los vehículos autónomos, donde la IA maneja tareas rutinarias, pero el ser humano interviene en situaciones inesperadas.
El desarrollo de estas tecnologías continuará transformando el mundo laboral, redefiniendo la relación entre empleados, empresas y sistemas inteligentes. La pregunta clave no es solo hasta dónde llegarán estas innovaciones, sino también cómo serán reguladas para equilibrar eficiencia, privacidad y ética en el futuro del trabajo.