Una joven de Edmonton, Madison Feehan, está desarrollando una impresora 3D que promete revolucionar la exploración espacial al convertir el suelo lunar en equipamiento esencial para los astronautas. Feehan, de 21 años, es la fundadora y directora ejecutiva de Space Copy, una empresa que busca reducir los costos y desafíos logísticos de las misiones espaciales mediante la impresión 3D. Durante sus cinco años como trabajadora contratada para la NASA, Feehan identificó el potencial de esta tecnología para facilitar el regreso de los astronautas a la Luna.

Feehan comenzó su carrera en la NASA de manera fortuita a los 16 años, creyendo que se trataba de un puesto de voluntariado. Sin embargo, al recibir un cheque, se dio cuenta de que había sido contratada oficialmente. Durante su tiempo en la NASA, Feehan trabajó en diversos sectores, evaluando tecnologías propuestas por universidades y empresas de todo el mundo para determinar cuáles merecían financiación. Esta experiencia le permitió identificar lagunas en la tecnología de la NASA, lo que la inspiró a fundar Space Copy.

La impresora 3D en desarrollo por Space Copy utiliza lo que llaman tecnología de logística in situ y fabricación aditiva. En términos más simples, es un dispositivo que procesa materiales y realiza impresiones 3D, utilizando el suelo lunar como materia prima. Este proceso convierte el suelo en un polvo fino que se emplea para imprimir infraestructuras como hábitats para astronautas, piezas de reparación y herramientas. El primer prototipo de esta tecnología se enviará al espacio cislunar como prueba de concepto el próximo año.

Además de sus aplicaciones espaciales, Space Copy está explorando el uso de esta tecnología en respuesta a desastres naturales y en entornos extremos como el Ártico canadiense, desiertos y ecosistemas submarinos. La capacidad de fabricar utilizando materiales locales en terrenos diversos y desafiantes ofrece un potencial significativo. Asimismo, la tecnología podría reducir drásticamente los costos asociados con el envío de suministros al espacio. Actualmente, la NASA estima que cuesta alrededor de 1,2 millones de dólares por kilogramo de carga enviada al espacio. La impresión 3D podría reducir estos costos en un 70%, facilitando la colonización lunar y la permanencia de astronautas en el espacio.

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