Alemania y Finlandia han expresado su preocupación por el hallazgo de un cable de datos submarino seccionado en el mar Báltico, lo que ha despertado sospechas de sabotaje. El incidente, detectado el lunes, ha llevado a ambos países a iniciar una investigación para determinar las causas del daño.
En un comunicado conjunto, los ministerios de Asuntos Exteriores de Alemania y Finlandia señalaron que este incidente ocurre en un momento en el que la seguridad europea se encuentra amenazada no solo por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por la proliferación de formas de guerra híbrida llevadas a cabo por actores malintencionados. La declaración subrayó la importancia de proteger infraestructuras críticas como los cables de comunicaciones submarinos.
Los gobiernos enfatizaron que el hecho de que se sospeche inmediatamente de un daño intencionado pone de manifiesto la volatilidad del panorama de seguridad actual.
El cable dañado pertenece a la infraestructura C-Lion1, gestionada por la empresa finlandesa Cinia, controlada por el Estado. Este cable conecta la capital finlandesa, Helsinki, con la ciudad portuaria alemana de Rostock y tiene una longitud aproximada de 1.200 kilómetros. La conexión, inaugurada en 2016, es la única línea de telecomunicaciones que conecta directamente Finlandia con Europa central.
Cinia aseguró que las conexiones internacionales de datos y telecomunicaciones de Finlandia están respaldadas por líneas redundantes, lo que minimiza el impacto de fallos en un único cable. Sin embargo, el nivel de afectación depende de las medidas de seguridad implementadas por los proveedores de servicios.
Medios de comunicación finlandeses han destacado que la ruta del cable C-Lion1 hacia Alemania pasa cerca de los gasoductos Nord Stream, que conectan Rusia con Alemania y actualmente no están operativos. Este dato ha alimentado especulaciones sobre posibles similitudes en la vulnerabilidad de las infraestructuras submarinas.