En una época donde el arte generado por inteligencia artificial (IA) y los museos dedicados a este tipo de obras están en auge, no sorprende que un robot impulsado por IA haya logrado vender una obra en una prestigiosa subasta. La humanoide Ai-Da, conocida por sus autorretratos y obras en estilo distorsionado, se ha convertido en el primer robot en vender una obra de arte en una subasta, con un precio final que ha asombrado al mundo del arte.
La pieza, titulada AI God y subastada en Sotheby’s, representa un retrato del científico y matemático Alan Turing, célebre por descifrar el código Enigma en la Segunda Guerra Mundial. La obra alcanzó los 1,08 millones de dólares, superando con creces la estimación inicial de entre 120,000 y 180,000 dólares, y fue adquirida por un comprador anónimo tras una intensa puja de 27 ofertas. Esta venta se realizó como parte de la Digital Art Sale de Sotheby’s, y la obra fue exhibida por primera vez en mayo durante el AI for Good Global Summit de las Naciones Unidas en Ginebra.
Ai-Da, creada por Aidan Meller y su equipo en Ai-Da Robot Studios, es capaz de crear arte de forma autónoma gracias a su sofisticado sistema de cámaras, un brazo robótico y un modelo de lenguaje de IA. Según Meller, fue la propia Ai-Da quien eligió a Turing como tema, inspirada por una conversación sobre el rol positivo de la IA en la sociedad. El equipo proporcionó a Ai-Da una fotografía de Turing y discutió con ella las características estéticas de la obra, como textura, tono y color, tras lo cual el robot aplicó sus algoritmos de dibujo y pintura para crear varios bocetos previos del rostro del matemático.
Para la obra final, Ai-Da utilizó su brazo robótico para completar una serie de bocetos en tinta y 15 pinturas de Turing en diferentes variaciones de color, empleando hasta 10 tonalidades en óleo y acrílico, cada uno tomando de seis a ocho horas. Después, eligió tres de estos retratos y una pintura de la máquina Bombe, empleada por Turing para descifrar los códigos nazis. La imagen final fue ensamblada digitalmente y luego impresa en un gran lienzo, al que se le añadieron texturas manualmente por asistentes humanos, debido a las limitaciones de escala del brazo de Ai-Da.
La obra de Ai-Da refleja influencias de artistas como Pablo Picasso y Doris Salcedo, así como de Edvard Munch y Käthe Kollwitz, con quienes comparte una estética que explora el sufrimiento y la fragmentación psicológica de la vida moderna. Ai-Da busca transmitir un mensaje profundo sobre la tecnología, destacando tanto el potencial como los dilemas éticos que rodean a la inteligencia artificial. Como ella misma explicó en su comunicado, AI God pretende ser «un catalizador para el diálogo sobre las tecnologías emergentes» y plantea una reflexión sobre el rol casi divino que se le atribuye a la IA en la sociedad actual.
El éxito de Ai-Da en la subasta representa un paso más en la consolidación del arte generado por IA en el mercado. Aunque no es el primer caso de una obra de IA vendida en subasta —Christie’s vendió en 2018 una obra de IA titulada Edmond de Belamy por 432,500 dólares—, la venta de Ai-Da reafirma el creciente interés por el arte generado de forma autónoma y su aceptación en el mundo del arte convencional.
El avance del arte generado por IA sigue siendo un tema controvertido, con críticas y debates sobre su impacto en el empleo y la autenticidad del proceso creativo. Plataformas como Midjourney y DALL-E han impulsado la accesibilidad de este tipo de arte, pero también han levantado preocupaciones relacionadas con el uso indebido de imágenes y la amenaza que representa para artistas tradicionales.