PETA está construyendo elefantes robot para templos hindúes

En el Templo Irinjadappilly Sree Krishna, en Thrissur, Kerala, los fieles se sorprendieron al ver a Raman, un elefante de 3,5 metros de altura que parecía tan real como cualquier otro elefante ceremonial. Sin embargo, a diferencia de otros elefantes, Raman es un robot. Donado en 2023 por PETA India y la actriz Parvathy Thiruvothu, este elefante animatrónico tiene como objetivo sustituir a los elefantes reales en rituales religiosos y festivales, reduciendo así el maltrato animal y los riesgos para las personas.

El elefante robótico, que costó cerca de 6.000 dólares, es parte de una campaña limitada impulsada por PETA y la organización Voices for Asian Elephants. Estas instituciones abogan por el uso de elefantes artificiales en lugar de reales, promoviendo una práctica más ética que respete el bienestar de los animales y la seguridad humana. “Los niños reaccionan de la misma manera que si fuera un elefante real, están felices y toman fotos con él”, comentó Aravind, un comerciante local.

Ilustración de estilo tradicional indio que muestra un elefante robótico decorado con adornos coloridos en el centro de la imagen, caminando en un paisaje que parece ser un entorno de templo con casas de tejados rojos al fondo. Alrededor del marco principal, hay varios compartimentos con elementos simbólicos: en la parte superior izquierda, una vaca; en la parte superior derecha, un burro; en la esquina inferior izquierda, un brazo robótico azul y unas frutas de mango. A la derecha del elefante hay un jarrón con una flor de loto, un pavo real y, en la parte inferior, instrumentos tradicionales y un plato con dulces indios. La composición combina elementos de tradición y tecnología, representando la coexistencia de lo moderno y lo sagrado.

En la tradición hindú, los elefantes son venerados como representaciones vivas de Ganesha, el dios con cabeza de elefante. Durante siglos, estos animales han sido capturados de su hábitat natural y entrenados para participar en ceremonias religiosas, donde realizan rituales sagrados y bendicen a los devotos. Kerala, en el sur de la India, es especialmente conocida por el uso de elefantes en festivales, siendo hogar de una quinta parte de los 2.500 elefantes cautivos del país. Los elefantes, adornados con joyas doradas, campanas y parasoles de seda, participan en procesiones masivas, tirando de carros o llevando ídolos religiosos.

Sin embargo, estas prácticas también tienen un lado oscuro. El estrés que sufren los elefantes cautivos debido a las grandes multitudes y fuegos artificiales ha provocado tragedias. Según la organización Heritage Animal Task Force, entre 2003 y 2018, los elefantes cautivos mataron a 526 personas en Kerala. Tras un incidente en 2019, en el que un elefante famoso causó una estampida mortal, las autoridades intentaron prohibir el uso de estos animales en festivales. No obstante, la prohibición fue rápidamente levantada, dejando en evidencia la presión cultural sobre la preservación de estas tradiciones.

La llegada de Raman no es un caso aislado. PETA ha donado cinco elefantes robóticos a diferentes templos del sur de la India, mientras que Voices for Asian Elephants ha entregado uno al templo Sree Sankaran en Tamil Nadu y planea donar un segundo. Estos elefantes no solo se utilizan en los templos, sino que también se alquilan para festivales, y Raman ha sido reservado para toda la temporada festiva.

Empresas de arte y tecnología en India, como Four He-Art Creations y Aanamaker, están detrás de la fabricación de estos elefantes. Desde el lanzamiento de Raman, estas compañías han visto un aumento en los pedidos de templos y organizadores de eventos. Según Prasanth Puthuveli, co-director de Four He-Art Creations, han fabricado 25 elefantes robóticos, algunos de los cuales han sido adquiridos por compradores privados de diferentes estados de la India e incluso de Dubai.

A pesar de la resistencia de algunos sectores que consideran que los festivales no serían lo mismo sin elefantes reales, la opinión pública parece estar cambiando. Aravind lo resume de manera contundente: «¿Acaso el dios Ganesha querría que los elefantes fueran maltratados, separados de su manada y obligados a realizar rituales? Esto es menos peligroso y más compasivo. No va a matar a nadie”.

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