Las energías renovables prometen un suministro inagotable de energía limpia, pero su intermitencia es un reto. La necesidad de almacenar energía en baterías se complica por la escasez de materiales como el litio, cuyo suministro no se prevé suficiente para satisfacer la creciente demanda global. Además, la minería de litio conlleva importantes impactos ambientales.
Stefaniuk y su equipo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han desarrollado un supercapacitor hecho de agua, cemento y carbono negro. Los supercapacitores son eficaces en el almacenamiento de energía y se cargan rápidamente, aunque liberan la energía almacenada de forma rápida, lo que limita su uso en dispositivos que requieren una energía constante.
El potencial de los supercapacitores de cemento-carbono es vasto. Podrían usarse en carreteras que almacenan energía solar para recargar vehículos eléctricos en movimiento, o en los cimientos de edificios que no solo soportan estructuras, sino que también almacenan energía. Aunque el almacenamiento actual es modesto, los cimientos de una casa podrían satisfacer las necesidades diarias de energía.
El equipo de MIT ha escalado su invento desde pequeños supercapacitores hasta versiones más grandes, con planes de construir uno de hasta 45 metros cúbicos que podría almacenar 10 kWh, suficiente para alimentar una casa durante un día. Sin embargo, este avance enfrenta retos como la reducción de la resistencia del cemento al aumentar el contenido de carbono negro y el impacto ambiental de la producción de cemento.
Michael Short, del Centro para la Ingeniería Sostenible de la Universidad de Teesside, sugiere que la investigación es prometedora y abre nuevas posibilidades para el uso del entorno construido como medio de almacenamiento de energía. Sin embargo, advierte que la transición del laboratorio al mundo real puede ser compleja y requerirá más investigación.