En los últimos meses, el lanzamiento de los dispositivos AI de las startups Humane y Rabbit generó grandes expectativas entre los inversores y entusiastas tecnológicos, prometiendo dar inicio a una nueva era en la tecnología wearable con inteligencia artificial. Sin embargo, ambos productos llegaron al mercado con características y funcionalidades incompletas, provocando una ola de críticas negativas por parte de los expertos en tecnología.

El Rabbit R1, en particular, ha sido señalado por no ofrecer funcionalidades que distingan significativamente de lo que un teléfono Android ya puede hacer. Durante nuestras pruebas, observamos que el dispositivo permite realizar acciones como conversar con un modelo de lenguaje grande (LLM) para obtener respuestas a preguntas, tomar fotos para obtener información sobre objetos, reproducir música en Spotify, solicitar un viaje en Uber o pedir comida en DoorDash. Sin embargo, estas son funciones que cualquier aplicación en un dispositivo Android podría replicar sin la necesidad de hardware adicional.

Este enfoque plantea una pregunta válida: ¿por qué estas compañías optan por desarrollar y lanzar hardware costoso, que además requiere de un plan de datos móviles y sufre de una pobre duración de batería, en lugar de simplemente ofrecer una aplicación?

Una revelación interesante es que el Rabbit R1 parece operar con una base de Android, y toda la interfaz con la que interactúan los usuarios es manejada por una única aplicación de Android. Después de recibir el APK del lanzador del Rabbit R1 y realizar algunos ajustes, logramos instalarlo en un teléfono Android, específicamente un Pixel 6a.

Una vez instalada, pudimos configurar nuestro teléfono como si fuera un Rabbit R1. Aunque el dispositivo Rabbit R1 tiene una pantalla significativamente más pequeña y de menor resolución que el Pixel 6a, la interfaz de la pantalla de inicio ocupaba solo una pequeña parte de la pantalla del teléfono. Aún así, fue posible utilizar el asistente de AI como si estuviéramos empleando el hardware real del Rabbit R1.

La capacidad de instalar y utilizar el software del Rabbit R1 en un teléfono convencional no solo es sorprendente, sino que también subraya un punto crítico: muchos de estos productos de hardware de nicho operan con una versión modificada del Android Open Source Project (AOSP). Esto demuestra que, en esencia, la innovación no se encuentra en el hardware en sí, sino posiblemente en la integración y personalización del software, un aspecto que podría ser manejado igualmente mediante aplicaciones sin necesidad de invertir en nuevo hardware.

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