En Austria, se generan aproximadamente 220,000 toneladas de residuos textiles cada año, de los cuales casi el 80% se incineran. Esto provoca la pérdida irrecuperable de valiosos recursos. Ante este desafío, un equipo liderado por Thomas Harter del Instituto de Bioproductos y Tecnología del Papel ha desarrollado un proceso innovador para recuperar las fibras de textiles usados a base de algodón, con el fin de utilizarlas en la producción de papel para materiales de embalaje. Este nuevo tipo de papel resulta ser significativamente más resistente que el papel reciclado convencional.

“Estríctamente hablando, la conversión de fibras textiles en papel es una degradación”, señala Harter. “Sin embargo, desde un punto de vista medioambiental, tiene una gran ventaja. El ciclo del papel es altamente cerrado, con tasas de reciclaje superiores al 90% en el sector del embalaje. Al incorporar fibras textiles valiosas en este ciclo, permanecen utilizables durante mucho tiempo.” Los textiles reciclados podrían convertirse en una fuente importante de materias primas para la producción de papel de embalaje y contribuir a la reducción de las importaciones de papel actualmente requeridas.

Proceso de fabricación similar al del papel normal

Para fabricar papel a partir de ropa usada, primero se corta la ropa en pequeños trozos y se remoja en una solución acuosa. Esta mezcla se tritura para separar las fibras de algodón entrelazadas sin enredarlas ni apelmazarlas. Durante su tesis de máster, Alexander Wagner determinó la máquina de batido más adecuada, el tiempo de procesamiento necesario y la proporción óptima de agua a textiles para extraer la máxima cantidad de fibras utilizables de los residuos textiles. “Al final de nuestras pruebas, obtuvimos una suspensión que es muy similar a una suspensión normal para la fabricación de papel y que podemos procesar utilizando métodos establecidos”, afirma Harter.

Mayor resistencia a la tracción que el papel reciclado convencional

Visualmente, el papel con contenido textil apenas se diferencia del papel reciclado ordinario; presenta un ligero tono marrón con algunas salpicaduras de color procedentes de las prendas teñidas. Sin embargo, estos toques de color son irrelevantes para el cartón y otros materiales de embalaje. Las pruebas de tracción han demostrado que la adición de textiles aumenta la resistencia del papel reciclado: “Incluso con un contenido de 30% de textiles, el papel es significativamente más fuerte, mientras que la procesabilidad sigue siendo la misma”, asegura Alexander Weissensteiner, quien también está optimizando el proceso de reciclaje como estudiante de maestría. Esto se debe a la longitud de las fibras: “Las longitudes de fibra de papel reciclado son bastante cortas. Con 1.7 milímetros, nuestras fibras textiles recicladas son significativamente más largas.”

El próximo objetivo de los investigadores es reducir el consumo de energía del proceso de batido. Además de aditivos como ácidos y álcalis leves, también están examinando tratamientos enzimáticos previos para facilitar la disolución de fibras en la unidad de batido. “También queremos dar el siguiente paso en la escala e implementar el proceso en dispositivos industriales”, añade Harter.

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