La venta de drogas ilegales ha encontrado un nuevo hogar en las redes sociales, donde los traficantes y consumidores utilizan combinaciones de emojis para evadir la detección. Por ejemplo, copos de nieve y muñecos de nieve simbolizan la cocaína, mientras que corazones marrones y dragones representan la heroína. Esta proliferación en plataformas como Instagram, Snapchat y aplicaciones de mensajería cifrada como Telegram y WhatsApp ha transformado la forma en que se adquieren sustancias ilegales, haciéndolo más accesible y, en algunos casos, más seguro para los consumidores, quienes pueden recibir sus pedidos por correo sin necesidad de encuentros en persona o el uso de la dark web.
Desde 2012, los estudios han comenzado a documentar el fenómeno de las ventas de drogas a través de redes sociales. Para 2021, se estimaba que un 20% de las compras de drogas en Irlanda se realizaban a través de estas plataformas. En Estados Unidos y España, alrededor de una décima parte de los jóvenes que consumen drogas han contactado con traficantes a través de internet, principalmente mediante redes sociales. Este cambio en el mercado ha coincidido con un aumento en el valor promedio de las transacciones en la dark web, sugiriendo un posible cambio hacia actividades mayoristas en esta última.
Los traficantes incluso han comenzado a utilizar publicidad patrocinada para promover sus productos, como se evidenció en un informe del Tech Transparency Project que reveló cientos de anuncios pagados en plataformas de Meta en 2024. Sin embargo, la presencia de opioides de alta potencia como el fentanilo en las drogas vendidas en línea ha generado preocupaciones. A pesar de los riesgos, algunos expertos sugieren que las drogas compradas a través de redes sociales pueden tener un mejor control de calidad, con canales de Telegram dedicados a discutir la calidad de las sustancias y secciones de comentarios al estilo de Amazon.
Las redes sociales enfrentan una creciente presión para eliminar la venta de drogas en sus plataformas. Datos de empresas como Facebook e Instagram muestran que millones de contenidos relacionados con drogas son eliminados cada año. Sin embargo, estos esfuerzos a menudo afectan a organizaciones que promueven la reducción de daños y a personalidades que publican contenido sobre drogas sin venderlas. Un estudio reciente sugiere que hasta un 13% de las publicaciones en redes sociales podrían estar anunciando drogas ilegales, lo que subraya la magnitud del problema que enfrentan plataformas como Meta, X, TikTok y Snapchat.
A pesar de los esfuerzos de las redes sociales para detectar y eliminar contenido relacionado con la venta de drogas, los traficantes continúan explotando estas plataformas. Telegram, por ejemplo, ha implementado políticas para desalentar actividades ilegales, pero los expertos advierten que cualquier aumento en la aplicación de estas medidas podría simplemente desplazar a los traficantes a otros lugares. La única solución a largo plazo, según algunos analistas, sería reemplazar estos mercados ilegales mediante una regulación legal adecuada.