Un programa innovador para reacondicionar marcapasos usados podría ampliar el acceso a estos dispositivos que salvan vidas. En un ensayo clínico con casi 300 participantes, los pacientes que recibieron marcapasos reacondicionados mostraron resultados tan positivos como aquellos que recibieron dispositivos nuevos. Esta investigación fue presentada el 17 de noviembre en la reunión anual de la American Heart Association.
El objetivo de este programa es hacer que los marcapasos sean accesibles para personas que de otro modo no podrían permitírselos, según explicó Thomas Crawford, un electrofisiólogo cardíaco, en una conferencia de prensa. La meta es expandir la operación del equipo y «entregar marcapasos a pacientes en países de ingresos bajos y medios de forma gratuita».
Los marcapasos se utilizan para tratar a personas con latidos cardíacos anormales. Estos pequeños dispositivos, alimentados por baterías, se implantan generalmente en el pecho y utilizan cables que se conectan al corazón para enviar señales eléctricas que regulan el ritmo cardíaco. Sin embargo, la disponibilidad de estos dispositivos no es igual para todos los pacientes. En Estados Unidos, casi 800 personas por millón reciben marcapasos anualmente, mientras que en algunos países esa cifra se reduce a un solo dígito.
Crawford propone dos soluciones potenciales: diseñar marcapasos de bajo coste con funciones básicas y reutilizar dispositivos antiguos. Aunque la FDA ha aprobado los marcapasos como dispositivos de un solo uso, muchos de ellos pueden funcionar durante 15 años, a veces superando la vida de sus propietarios originales. Este concepto inspiró el programa «My Heart Your Heart», que recolecta marcapasos de personas fallecidas o que ya no los necesitan, los limpia, los prueba y los dona a pacientes necesitados.
En el estudio, el equipo de Crawford implantó marcapasos nuevos o reacondicionados en participantes de Venezuela, Nigeria, Paraguay, Kenia, Mozambique y México, y monitoreó los resultados durante 90 días. Los resultados fueron casi idénticos para ambos tipos de dispositivos. Las tasas de infección, un riesgo estándar al implantar dispositivos, fueron similares en ambos grupos, alrededor del 2%, y no se observaron fallos en los dispositivos. Tres personas con dispositivos reacondicionados fallecieron durante el periodo de estudio, aunque ninguna de las muertes estuvo relacionada con el mal funcionamiento del marcapasos.
Crawford estima que reacondicionar un marcapasos cuesta entre 50 y 100 dólares, en comparación con los aproximadamente 6,000 dólares que cuesta uno nuevo en Estados Unidos y alrededor de 2,000 dólares en el Sur Global. Será importante dar seguimiento a los participantes para verificar si los dispositivos reacondicionados continúan funcionando bien a largo plazo. Este esfuerzo representa un ejemplo significativo de cómo promover el acceso equitativo a la atención médica.