En la evolución de la guerra moderna, el conflicto entre Ucrania y Rusia ha emergido como un campo de pruebas crucial para la tecnología de drones y la inteligencia artificial (IA). Según informes recientes, ambos bandos están adaptando sus estrategias para dominar los cielos con sistemas autónomos, en un intento por lograr la supremacía en el uso de la IA en el combate.
Mykhailo Fedorov, Ministro de Transformación Digital de Ucrania, ha indicado que se espera la aparición de prototipos de drones con IA en el campo de batalla antes de fin de año. Ucrania ya ha empleado drones habilitados con IA para atacar a Rusia, avanzando en su objetivo de obtener una ventaja en la guerra tecnificada. Este desarrollo ha llevado a una carrera frenética por responder a la pregunta de quién dominará la supremacía de la IA en el ámbito militar.
Rusia ha intensificado su uso de medidas avanzadas de guerra electrónica (EW) para contrarrestar la dependencia ucraniana de los drones. Estos esfuerzos se centran en interrumpir las señales de comunicación y navegación de los drones ucranianos, especialmente las señales GPS. La guerra electrónica busca cortar el vínculo entre el drone y su operador, dejando a estos dispositivos inoperativos. Ejemplos recientes incluyen la pérdida total de transmisiones de video del 125º Batallón de Defensa Territorial de Ucrania debido al jamming ruso en Kharkiv.
Para sortear las medidas de EW rusas, las unidades ucranianas han empezado a volar sus drones lo más bajo posible y a implementar modificaciones de IA que mejoran la capacidad de estos drones para evadir interferencias electrónicas. La incorporación de modelos de IA permite a los drones identificar y atacar objetivos de manera más precisa, minimizando la dependencia de la comunicación directa con el operador.
A pesar de las ventajas, la implementación de sistemas autónomos introduce nuevos riesgos, como posibles ciberataques que podrían convertir los drones en armas contra sus propios operadores. Además, la rapidez en el desarrollo de drones autónomos supera la capacidad actual de las doctrinas militares para manejarlos adecuadamente, lo que plantea serias implicaciones morales y operativas.