Por primera vez, los humanos podrían haber atisbado un arco iris de colores que queda más allá de nuestra visión, incluyendo un «azul-verde de saturación sin precedentes».
Este nuevo color no lo has visto antes porque simplemente no puedes. Existe en un espacio de color al que nuestros ojos no tienen acceso, al menos no de manera natural. Investigadores de la Universidad de California, Berkeley, y de la Universidad de Washington afirman haber encontrado una manera de secuestrar la retina y expandir artificialmente el gamut de color humano.
Su evidencia se encuentra en un prototipo denominado ‘Oz’, que puede alterar la forma en que las señales de color son transmitidas de célula a célula en la retina y hacia el cerebro. Los patrones de activación logrados son imposibles de conseguir en condiciones de visión natural, explican los investigadores.

El prototipo funciona mediante el parpadeo de un láser de luz con un único color monocromático (generalmente observado como verde) en células de cono que capturan el color. Normalmente, cada color que vemos estimula múltiples células conos en nuestra retina, de las cuales hay más de seis millones.
Los humanos son típicamente tricromáticos, lo que significa que tenemos tres tipos diferentes de células cono, sensibles a longitudes de onda de luz largas, medias y cortas (L, M, S) en el espectro visible. Las células L son especializadas en el rojo, las M en el verde, y las S en el azul. Cuando sus señales convergen y se combinan en su camino hacia el cerebro, forman el espectro de color que conocemos y amamos.
Sin embargo, el prototipo Oz elude eso al dirigir un láser únicamente a las células M. Teóricamente, esto crearía un mensaje de color para el cerebro que no le es familiar.
En experimentos para probar esa idea, tres participantes fijaron su mirada en un fondo gris neutral mientras un láser de luz verde parpadeaba en sus retinas. Como era de esperar, la señal de color de un pequeño grupo de células M afectadas no fue percibida como ningún color conocido por el cerebro.
Los participantes no pudieron igualar el color que estaban viendo cuando se les ofrecieron luces rojas, verdes y azules para mezclar. Tuvieron que añadir una gran cantidad de luz blanca para desaturar el color lo suficiente.
El equipo de investigación, liderado por el ingeniero eléctrico James Fong de Berkeley, nombró al nuevo color que los participantes vieron «olo», y su correspondiente visible más cercano aparece en la imagen.

Luego, Fong y sus colegas hicieron que los participantes observaran un punto en movimiento mientras se dirigían a algunas células cono con microdosis del Oz. Al hacerlo, afirman que los participantes percibieron «colores diferentes del arco iris, colores sin precedentes más allá del gamut humano natural, e imágenes como líneas rojas brillantes o puntos giratorios sobre un fondo olo».
En otras palabras, este nuevo arco iris de colores, si realmente existe, podría teóricamente verse en videos así como en imágenes.
Si bien Fong y sus colegas sostienen que su trabajo proporciona «pruebas inequívocas» de un nuevo color, el científico de visión John Barbur de la Universidad de Londres, quien no participó en el estudio, comentó que esta afirmación es «discutible». Barbur considera que la capacidad de dirigirse a un pequeño número de conos es un «logro tecnológico», pero también señala que esto podría influir en la luminosidad percibida de un tono, posiblemente intensificando un color conocido en lugar de producir uno totalmente nuevo.
Como sucede con los prototipos, existen limitaciones. Los colores percibidos por los participantes que utilizaron el método Oz estaban en el límite de su visión, justo fuera de su punto de enfoque. Esto se debe a que las células cono periféricas están menos densamente agrupadas en esta área y son más fáciles de dirigir. Sin embargo, estas células tienden a tener menor agudeza, lo que significa que no producen imágenes tan claras.
El equipo espera continuar su trabajo con el prototipo Oz con la esperanza de que pueda explorar el sistema visual a nivel celular, y tal vez incluso tratar a aquellos con daltonismo.
«Oz representa una nueva clase de plataforma experimental para la ciencia de la visión y la neurociencia, que busca un control completo de la primera capa neural hacia el cerebro, programabilidad de cada activación de fotorreceptor en cada punto en el tiempo», escriben Fong y sus colegas.