Un inusual política de salud pública en Gales podría haber producido la evidencia más convincente hasta la fecha de que una vacuna puede reducir el riesgo de demencia. En un nuevo estudio liderado por Stanford Medicine, investigadores analizaron los historiales de salud de adultos mayores en Gales y descubrieron que quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia en los siete años siguientes en comparación con quienes no la recibieron.
Los sorprendentes hallazgos, publicados el 2 de abril en Nature, respaldan una teoría emergente que sugiere que los virus que afectan el sistema nervioso pueden aumentar el riesgo de demencia. Si se confirma, la nueva evidencia sugiere que una intervención preventiva para la demencia está al alcance.
Contexto de la infección
El herpes zóster, una infección viral que provoca una erupción dolorosa, es causado por el mismo virus que causa la varicela: el varicela-zóster. Después de que las personas contraen la varicela, generalmente en la infancia, el virus permanece latente en las células nerviosas durante toda la vida. En personas mayores o con sistemas inmunológicos debilitados, el virus puede reactivarse y causar herpes zóster.
La demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo, con unos 10 millones de nuevos casos cada año. Durante décadas, la investigación sobre la demencia se ha centrado principalmente en la acumulación de placas y enredos en los cerebros de personas con Alzheimer, la forma más común de demencia. Sin embargo, dado que no ha habido avances significativos en prevención o tratamiento, algunos investigadores están explorando otros factores, incluida la influencia de ciertas infecciones virales.
Metodología del estudio
Estudios anteriores basados en registros de salud habían vinculado la vacuna contra el herpes zóster con tasas más bajas de demencia, pero no pudieron controlar una fuente importante de sesgo: las personas vacunadas tienden a ser más conscientes de su salud de muchas maneras difíciles de medir. Comportamientos como la dieta y el ejercicio influyen en las tasas de demencia, pero no están incluidos en los registros de salud.
El Dr. Pascal Geldsetzer, asistente de profesor de medicina y autor principal del nuevo estudio, destacó que «todos estos estudios asociativos sufren del problema básico de que las personas que se vacunan tienen comportamientos de salud diferentes a las que no lo hacen».
Sin embargo, hace dos años, Geldsetzer identificó un «experimento natural» en el despliegue de la vacuna contra el herpes zóster en Gales que parecía evitar el sesgo. El programa de vacunación, que comenzó el 1 de septiembre de 2013, especificaba que cualquier persona que tuviese 79 años en esa fecha era elegible para la vacuna durante un año. Aquellos de 80 años o más en esa fecha no eran elegibles.
Al comparar a personas que cumplieron 80 años justo antes y justo después del 1 de septiembre de 2013, los investigadores pudieron aislar el efecto de la elegibilidad para la vacuna.
Resultados y hallazgos
Los investigadores analizaron los registros de salud de más de 280,000 adultos mayores de entre 71 y 88 años que no tenían demencia al inicio del programa de vacunación. Comparando a las personas de cerca de ambos lados del umbral de elegibilidad, los resultados mostraron que la vacuna redujo la aparición de herpes zóster en aproximadamente un 37% entre quienes la recibieron, lo que se alinea con hallazgos anteriores en ensayos clínicos.
Para 2020, uno de cada ocho adultos mayores de 86 y 87 años había sido diagnosticado con demencia. Sin embargo, aquellos que recibieron la vacuna contra el herpes zóster eran un 20% menos propensos a desarrollar demencia.
«La diferencia fue realmente notable», dijo Geldsetzer. «Este potente signo protector estaba presente en todos los análisis que realizamos».
Se buscó minuciosamente por otras variables que pudieran haber influido en el riesgo de demencia, pero los grupos resultaron indistinguibles en todas las características relevantes.
Distinción por género
Además, el estudio mostró que la protección contra la demencia era significativamente más pronunciada en las mujeres que en los hombres. Esto podría deberse a diferencias en la respuesta inmune y en la forma en que se desarrolla la demencia. Las mujeres, en promedio, tienen respuestas más altas de anticuerpos a la vacunación, y el herpes zóster es más común en mujeres que en hombres.
Aunque no se entiende completamente cómo la vacuna podría proteger contra la demencia, Geldsetzer espera que estos hallazgos inspiren más financiación para esta línea de investigación. Su equipo ha replicado los hallazgos en registros de salud de otros países como Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Geldsetzer está buscando financiación filantrópica para llevar a cabo un gran ensayo controlado aleatorio que podría proporcionar la prueba más sólida de causa y efecto sobre este potencial nuevo enfoque en la prevención de la demencia.