Un grupo de microbiologistas liderado por el profesor José R Penadés ha dedicado más de diez años a comprender la resistencia de ciertos superbugs a los antibióticos. Recientemente, este equipo utilizó una herramienta de inteligencia artificial desarrollada por Google, conocida como ‘co-scientist’, para abordar un problema central de su investigación. Sorprendentemente, en solo 48 horas, la IA llegó a conclusiones similares a las que el equipo había desarrollado a lo largo de su labor científica, aunque el trabajo no estaba publicado y, por lo tanto, no era accesible para la IA.
El profesor Penadés compartió su asombro al descubrir que la IA había podido replicar sus hallazgos sin tener acceso a datos previos. Confirmó esto con Google, quien le aseguró que la IA no tenía acceso a su computador. A pesar de la duración de su investigación, el profesor admitió que, si hubieran tenido la hipótesis generada por la IA al inicio del proyecto, habrían ahorrado años de trabajo, lo que resalta el potencial de la inteligencia artificial para revolucionar la investigación científica.
La investigación sobre los superbugs se centra en cómo estos gérmenes peligrosos gestionan su resistencia a los tratamientos. El equipo de Penadés postuló que los superbugs pueden formarse mediante la incorporación de segmentos de diferentes virus, lo cual les permite transitar entre especies. Esta hipótesis, única para su grupo de investigación, fue validada por la IA, quien sugirió que los superbugs efectivamente podrían utilizar ‘colas’ de virus para facilitar su movimiento, coincidiendo con el enfoque del equipo.
La introducción de la inteligencia artificial en los ámbitos científicos ha sido objeto de debate. Mientras algunos defienden su capacidad para impulsar avances significativos, otros expresan preocupaciones sobre la posible pérdida de empleos. Penadés, sin embargo, ve la IA como una herramienta poderosa y útil que cambiará la ciencia. En sus propias palabras, se siente emocionado por ser parte de esta transformación, comparando su experiencia con jugar en una importante competición como la Champions League. Este optimismo sugiere que los científicos pueden encontrar en la IA un aliado en sus investigaciones.