La posibilidad de producir masivamente óvulos y espermatozoides en un laboratorio para concebir hijos con uno mismo o con múltiples personas en un arreglo de «paternidad múltiple» puede parecer una trama de ciencia ficción. Sin embargo, estos escenarios están siendo considerados por la Autoridad de Fertilización y Embriología Humana (HFEA) del Reino Unido, que ha concluido que esta tecnología podría estar al borde de la viabilidad. Impulsados por inversiones de Silicon Valley, los científicos avanzan rápidamente hacia la creación de óvulos y espermatozoides humanos en laboratorio, una realidad que podría materializarse en menos de una década.
Los gametos in vitro (IVGs), óvulos o espermatozoides creados en laboratorio a partir de células de piel o células madre genéticamente reprogramadas, son considerados el santo grial de la investigación en fertilidad. Esta tecnología promete eliminar las barreras de edad para la concepción y podría permitir que parejas del mismo sexo tengan hijos biológicos juntos. No obstante, también plantea riesgos médicos y éticos sin precedentes, que la HFEA cree que deben ser considerados en una revisión propuesta de las leyes de fertilidad.
Peter Thompson, director ejecutivo de la HFEA, destacó que los gametos in vitro tienen el potencial de aumentar significativamente la disponibilidad de espermatozoides y óvulos humanos para la investigación. Si se demuestra que son seguros, efectivos y aceptables para el público, podrían ofrecer nuevas opciones de tratamiento de fertilidad para hombres con bajo conteo de espermatozoides y mujeres con baja reserva ovárica. La tecnología también abre posibilidades más radicales, como la «paternidad en solitario» y la «paternidad múltiple», aunque estas opciones presentan desafíos éticos considerables.
El uso clínico de los IVGs estaría prohibido bajo la legislación actual y enfrentaría obstáculos significativos para demostrar su seguridad, dado que cualquier cambio genético no intencionado en las células se transmitiría a las generaciones futuras. La paternidad en solitario, que implicaría crear el óvulo y el espermatozoide de un mismo individuo, presenta un riesgo elevado de trastornos genéticos recesivos. Por otro lado, la paternidad múltiple, que no conlleva los mismos riesgos biológicos, podría ser considerada, ya que tiene cierto precedente social en familias mezcladas o aquellas que mantienen relaciones con donantes no anónimos.
La tecnología también plantea preocupaciones éticas adicionales, como la capacidad de crear un gran número de embriones en el laboratorio, lo que permitiría realizar cribados más extensos. En regiones donde el cribado está menos regulado que en el Reino Unido, esto podría derivar en una forma de eugenesia, seleccionando rasgos deseables. Además, la reducción de las barreras de edad podría generar nuevos desafíos, como embarazos de alto riesgo en madres mayores y niños nacidos de padres de edad avanzada. La HFEA ha recomendado que los IVGs estén sujetos a regulación legal y que su uso biológicamente peligroso en tratamientos nunca sea permitido.