La inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo del arte, revelando detalles que escapan al ojo humano. Un reciente análisis ha arrojado luz sobre un misterio largamente debatido en torno a la «Madonna della Rosa» de Raphael, una obra tradicionalmente atribuida a este maestro del Renacimiento italiano. Según el estudio, no todas las pinceladas del cuadro pertenecen a Raphael.
Raffaello Sanzio da Urbino, conocido como Raphael, fue uno de los artistas más destacados del Renacimiento. Nacido el 6 de abril de 1483 en Urbino, Italia, se hizo famoso por sus bellas pinturas y frescos. Entre sus obras más conocidas se encuentran «La Escuela de Atenas» en el Vaticano, «Madonna della Rosa» y «La Transfiguración», considerada su obra final. Raphael combinó la profundidad emocional de Leonardo da Vinci con las composiciones elegantes de Miguel Ángel, dejando una huella indeleble en el arte y la arquitectura de su época.
La «Madonna della Rosa» es una pintura renacentista creada en el periodo tardío de la carrera de Raphael. Representa a la Virgen con el Niño junto a San José y San Juan, reflejando temas de unidad familiar y devoción sagrada. La obra destaca por su paleta de colores vibrantes, el suave modelado de las figuras y el delicado juego de luces y sombras, características del estilo maduro de Raphael. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional del Prado en Madrid y ha sido objeto de varias restauraciones para preservar sus detalles y colores.
El rostro de San José, situado en la esquina superior izquierda de la pintura, ha sido objeto de especulación durante siglos. Aunque la autenticidad de la obra como original de Raphael ha sido cuestionada desde mediados del siglo XIX, un análisis reciente impulsado por IA sugiere que el rostro de San José fue probablemente pintado por otro artista. Utilizando un algoritmo especializado, los investigadores compararon elementos de la pintura con obras verificadas de Raphael, revelando que, mientras el resto de la obra mostraba signos claros del estilo de Raphael, el rostro de San José era inconsistente.
La evidencia histórica sugiere que Giulio Romano, uno de los discípulos más talentosos de Raphael, podría haber contribuido a la pintura. Los críticos de arte han señalado que el rostro de San José parece menos refinado en comparación con otras figuras. Aunque el análisis de IA refuerza esta teoría, no confirma definitivamente la identidad del artista responsable. Este descubrimiento ilustra el potencial de la IA para complementar, no reemplazar, la experiencia humana en la autenticación de obras de arte, proporcionando una nueva dimensión en la evaluación de obras maestras históricas.