El 19 de noviembre, Adam Biesk, un asesor de arte en California, vivió una noche que transformó la rutina familiar en un caos inesperado. Su hijo adolescente, quien frecuentemente experimentaba con criptomonedas, sorprendió a la familia al anunciar que había ganado una pequeña fortuna, $50,000, en una noche gracias a una criptomoneda que él mismo creó: Gen Z Quant.
Inicialmente, ni Adam ni su esposa dieron mucha importancia al anuncio de su hijo. Sin embargo, la situación cambió drásticamente cuando el teléfono comenzó a sonar incesantemente y los perfiles en redes sociales de la familia fueron inundados con mensajes furiosos. La noticia no solo era cierta, sino que estaba desencadenando una ola de críticas y acoso en línea.
El joven había lanzado 1,000 millones de unidades de Gen Z Quant y, con una inversión de $350, adquirió 51 millones de tokens (alrededor del 5% del suministro total). En apenas ocho minutos, el valor de sus tokens subió a $30,000 gracias a la promoción en Pump.Fun, una plataforma para lanzar memecoins. Tras vender sus tokens, el valor de la moneda cayó en picado, lo que llevó a muchos a acusarlo de realizar un «soft rug pull». Esta acción, aunque legalmente ambigua, es condenada en la comunidad de criptomonedas por considerarse poco ética.
El éxito financiero del joven no vino sin consecuencias. En cuestión de horas, la familia fue doxeada, es decir, su información personal se filtró en internet. Sus perfiles sociales se llenaron de amenazas, y las llamadas telefónicas no cesaron durante toda la noche. Según Adam Biesk, la experiencia fue aterradora. “La reacción en línea fue tan intimidante que el hecho de que ganara dinero pasó a un segundo plano. Lo más difícil fue lidiar con la ira y el acoso”, comentó.
El acoso no solo fue verbal. Algunos traders crearon monedas inspiradas en la familia, como QUANT DAD y QUANTS MOM, que rápidamente perdieron valor. Ante esta situación, la familia decidió tomar medidas: hacer privadas sus cuentas en redes sociales y evitar responder llamadas, en un intento de protegerse hasta que la tormenta mediática se calmara.
A pesar de la controversia, Adam expresó su asombro ante la habilidad técnica y el espíritu emprendedor de su hijo. Para él, el mundo de las criptomonedas refleja un cambio en la forma en que las generaciones jóvenes perciben el dinero y las inversiones. “Los niños tienen una relación más inmediata con este mundo intangible. Para ellos, esto es parte de su realidad digital”, reflexionó.
El episodio también evidenció las diferencias entre las generaciones. Lo que para muchos adultos es un concepto difícil de comprender —una moneda sin respaldo tangible—, para los jóvenes parece un terreno fértil para la creatividad y las oportunidades rápidas, aunque también riesgosas.
La familia sigue lidiando con las secuelas de la noche que cambió sus vidas. Mientras tanto, el joven parece haber aprendido poco del escándalo inicial. Dos semanas después, regresó a Pump.Fun para lanzar nuevas memecoins, logrando ganar $5,000 adicionales.