Un equipo de científicos chinos ha desarrollado un robot inspirado en los gatos, diseñado para ajustar su postura y aterrizar con precisión incluso en entornos de baja gravedad. Este avance podría transformar la exploración de asteroides, según los investigadores.
Investigadores del Instituto de Tecnología de Harbin, en el noreste de China, han creado un sistema de control especial para un robot cuadrúpedo. Este sistema se inspira en la habilidad de los gatos para girar y aterrizar exitosamente sobre sus patas al caer. El robot es capaz de mover sus cuatro patas de manera coordinada y ajustar su postura en el aire para asegurar un aterrizaje preciso, según un estudio publicado en el Journal of Astronautical Sciences.
Los científicos han evaluado si el robot y su sistema de control podrían maniobrar en entornos celestiales de baja gravedad, como los asteroides. En estos ambientes espaciales, incluso pequeños desequilibrios y ligeras descoordinaciones entre las patas del robot pueden provocar caídas y accidentes. En cuerpos celestes pequeños, los robots experimentan largos periodos de caída libre durante cada salto, lo que requiere correcciones de altitud para asegurar un aterrizaje seguro y ajustar el ángulo de guiñada para modificar futuras trayectorias.
Desde que Japón logró aterrizar dos rovers saltarines en el asteroide Ryugu en 2018, los científicos y agencias espaciales han estado desarrollando nuevos tipos de robots para explorar asteroides y lunas. La gravedad extremadamente débil y los terrenos rocosos de estos cuerpos celestes no son adecuados para rovers con ruedas, por lo que se están construyendo robots saltarines para prospectar minerales valiosos como el platino y otros metales raros.
Este año, investigadores de ETH Zurich presentaron un robot saltarín de tres patas llamado SpaceHopper, diseñado para navegar en entornos de baja gravedad. Estos cuerpos celestes podrían contener recursos minerales valiosos útiles para la humanidad en el futuro y ofrecer información sobre la formación del universo. En el estudio más reciente, los investigadores entrenaron al robot inspirado en gatos durante varias horas en una simulación virtual, logrando que aprendiera a ajustar sus movimientos para un aterrizaje estable en aproximadamente siete horas.