Las enigmáticas Líneas de Nazca, enormes diseños grabados en el suelo desértico de Perú que representan animales, plantas, figuras geométricas e incluso seres imaginarios, han cautivado a científicos y visitantes desde su descubrimiento hace casi un siglo. Localizadas a unos 350 kilómetros al sur de Lima, estas figuras gigantes son visibles principalmente desde el aire y representan uno de los mayores atractivos turísticos de Perú.
Esta semana, el arqueólogo Masato Sakai, de la Universidad de Yamagata en Japón, anunció en Lima el descubrimiento de nuevos geoglifos, destacando el papel crucial que desempeñó la Inteligencia Artificial (IA) en esta investigación. Según Sakai, la colaboración entre el Instituto Nazca de su universidad y la división de investigación de IBM ha permitido mapear estos diseños con mayor rapidez y precisión. Gracias a la IA, fue posible superar el método tradicional que consistía en identificar visualmente los geoglifos mediante imágenes de alta resolución—a un ritmo mucho más lento y con el riesgo de omitir algunos detalles importantes.
El estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), resalta cómo el uso de la IA está revolucionando el descubrimiento de restos arqueológicos, incluso en sitios ya bien estudiados. Durante casi un siglo, los arqueólogos habían identificado unos 430 geoglifos en la región; sin embargo, con la ayuda de la IA, los investigadores encontraron 303 figuras adicionales en apenas seis meses de trabajo de campo.
El modelo de IA demostró ser particularmente eficaz en la identificación de geoglifos en relieve más pequeños, difíciles de detectar a simple vista. Entre las nuevas figuras descubiertas se destacan líneas gigantescas que representan animales salvajes, y otras de menor tamaño con formas humanoides abstractas y camelios domésticos, animales de la familia de los camélidos. Para identificar estos geoglifos, la IA analizó grandes volúmenes de datos geoespaciales generados mediante vuelos de reconocimiento aéreo, logrando detectar áreas con mayor probabilidad de contener nuevos diseños.
La civilización Nazca, responsable de estas enigmáticas figuras, habitó esta región del suroeste peruano entre el 200 a.C. y el 700 d.C. A día de hoy, el motivo que los impulsó a crear estas impresionantes líneas—declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO—sigue siendo un misterio. Algunos científicos sostienen que las figuras podrían tener significados astrológicos o religiosos. La primera de ellas fue descubierta en 1927, y desde entonces el misterio y la belleza de estas líneas han continuado cautivando al mundo.