Se ha dado un paso importante hacia una producción alimentaria más sostenible, asequible y libre de desafíos medioambientales con la inauguración de la primera granja vertical a gran escala de bayas en Richmond, Virginia. Respaldada por un equipo internacional de científicos, esta granja marca un nuevo hito en la agricultura que busca aliviar la creciente demanda mundial de alimentos.
La Plenty Richmond Farm está diseñada para producir más de cuatro millones de libras (1.8 millones de kg) de fresas cultivadas en interiores, utilizando torres de 9 metros de altura. Con menos de 40,000 pies cuadrados de espacio, el equivalente a menos de una hectárea, la granja emplea una fracción del terreno necesario en la producción tradicional, que además está sujeta a limitaciones estacionales y ambientales.
La empresa planea que las fresas, de la marca global Driscoll’s, lleguen a los supermercados a principios de 2025.
El gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, destacó el impacto de la granja en la economía local y su enfoque innovador para revolucionar la industria agrícola: «La granja de Plenty impulsará la producción agrícola local y protegerá el medio ambiente al diversificar los riesgos», dijo.
Hasta ahora, la agricultura vertical comercial se había centrado en el cultivo de lechugas, pero con esta nueva tecnología, el alcance de lo que puede cultivarse de manera vertical se ha ampliado. En la granja de Richmond, las condiciones como la temperatura, la luz y la humedad se controlan en 12 habitaciones especializadas. Incluso la polinización ha sido optimizada sin la necesidad de abejas, lo que mejora la eficiencia y reduce el desperdicio.
Según Arama Kukutai, CEO de Plenty, este modelo es una prueba de que la agricultura vertical puede ofrecer la diversidad de cultivos, la producción local y a gran escala necesaria para garantizar la seguridad alimentaria global. La granja es el resultado de seis años de investigación y más de 200 ensayos que han perfeccionado el cultivo de fresas durante todo el año, manteniendo el sabor de temporada alta.
La granja de Richmond utiliza un 97% menos de tierra y hasta un 90% menos de agua en comparación con la agricultura convencional, además de eliminar el uso de pesticidas. El entorno controlado y una cadena de suministro más corta también reducen el riesgo de enfermedades en los cultivos, subrayando su enfoque hacia una producción agrícola más segura y eficiente.
Paul Gauthier, profesor de la Universidad de Queensland, señaló que, aunque las granjas verticales requieren un gran consumo de energía, mejoras en la tecnología podrían reducir los costos, utilizando energía más barata en momentos de menor demanda y manteniendo la productividad. Gauthier ha logrado triplicar el rendimiento de fresas en invernaderos mediante la modificación del ambiente de cultivo, lo que demuestra el potencial de la agricultura en entornos controlados.
Con miras al futuro, expertos como Gauthier ven en la agricultura vertical una disciplina clave para enfrentar los desafíos globales de producción alimentaria. Se estima que para 2050 será necesario incrementar la producción de alimentos en un 70%, y la agricultura vertical se posiciona como una herramienta innovadora para lograrlo.
Por su parte, Soren Bjorn, CEO de Driscoll’s, destacó el valor de combinar la experiencia agrícola centenaria de su compañía con la tecnología de Plenty, para ofrecer fresas de alta calidad cultivadas localmente. Este avance no solo beneficiará a los consumidores con productos frescos durante todo el año, sino que también contribuirá al crecimiento sostenible del sector.