Investigadores desarrollan una pantalla flexible sin electrónica, utilizando campos magnéticos

Ingenieros de la Universidad de Míchigan han desarrollado una pantalla flexible capaz de almacenar y mostrar imágenes cifradas utilizando campos magnéticos, sin depender de la electrónica. Este avance, que toma inspiración de los calamares, ha sido presentado en la revista Advanced Materials.

La pantalla se distingue por usar materiales mecánicos que procesan información y realizan encriptación mediante campos magnéticos, algo novedoso en este ámbito. Según Joerg Lahann, profesor de Ingeniería Química y coautor del estudio, este dispositivo es un ejemplo de cómo los materiales mecánicos pueden llevar a cabo tareas de computación. Además, a diferencia de computadoras mecánicas previas, este dispositivo es lo suficientemente flexible como para enrollarse en la muñeca.

Primer plano de la piel de un calamar, mostrando su textura y los pequeños sacos de pigmento que utiliza para cambiar de color. La superficie tiene tonos rojizos, marrones y negros, con una distribución densa de puntos oscuros que representan los cromatóforos, las estructuras responsables de la capacidad del calamar para camuflarse.

Este tipo de pantalla puede emplearse en entornos donde el uso de luz o energía eléctrica sea complicado o indeseable, como ropa, etiquetas de identificación, códigos de barras y lectores de libros electrónicos. Al acercar la pantalla a un imán, se puede mostrar una imagen pública o una imagen cifrada si se utiliza una configuración de imanes más compleja que funcione como clave de encriptación.

Abdon Pena-Francesch, profesor asistente de ciencia e ingeniería de materiales y coautor del estudio, destaca que este dispositivo puede programarse para mostrar información solo cuando se proporciona la clave correcta, sin necesidad de usar códigos o electrónica, lo que lo hace inmune a posibles hackeos. Además, también se podría aplicar en superficies con cambios de color, como en robots camuflados.

El mecanismo de la pantalla es similar al de una pizarra mágica: se sacude para borrar la imagen y luego reaparece al exponerla nuevamente a un campo magnético. Esto es posible gracias a las propiedades magnéticas de las diminutas esferas dentro de la pantalla, que actúan como píxeles. Estas esferas giran entre dos colores, naranja y blanco, según la polarización inducida por el campo magnético.

Los píxeles pueden programarse para cambiar de color en función de la exposición a diferentes fuerzas y orientaciones magnéticas, lo que permite la codificación de una imagen. Al utilizar partículas de óxido de hierro en algunos píxeles, estos se pueden reprogramar con campos magnéticos relativamente débiles, lo que permite que la pantalla muestre varias imágenes privadas a partir de una sola imagen pública, siempre que se utilice la clave magnética adecuada.

La resolución de la pantalla fue diseñada basándose en la estructura de los calamares y pulpos, que cambian de color mediante la contracción de sacos de pigmento en su piel. Los investigadores, liderados por Zane Zhang, ajustaron el tamaño de los píxeles de la pantalla para imitar la alta visibilidad de los cambios de color de estos animales.

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