Bacterias ayudan a extraer metales raros de viejas baterías y reutilizarlos

Científicos han forjado una innovadora alianza en su combate contra el cambio climático, recurriendo a bacterias para extraer metales raros, esenciales en el desarrollo de tecnologías verdes. Sin la ayuda de estos microorganismos, podríamos quedarnos sin los materiales necesarios para fabricar turbinas, coches eléctricos y paneles solares, advierten los expertos.

Este proyecto, liderado por científicos de la Universidad de Edimburgo, se centra en utilizar bacterias para extraer litio, cobalto, manganeso y otros minerales de baterías antiguas y equipos electrónicos desechados. Estos metales, escasos y costosos, son vitales para la fabricación de dispositivos como los coches eléctricos, según destaca la profesora Louise Horsfall, catedrática de biotecnología sostenible en Edimburgo.

Trabajador con uniforme verde, guantes, mascarilla y gorro de protección, opera una cinta transportadora que lleva desechos electrónicos en una planta de reciclaje. En el fondo, otro trabajador realiza labores similares en un ambiente industrial iluminado.

Horsfall destaca la creciente dependencia de los metales a medida que se avanza hacia un futuro libre de petroquímicos, donde la electricidad será la base del transporte, la calefacción y el suministro de energía. “Todas esas células de hidrógeno, paneles fotovoltaicos, impresoras 3D, drones, turbinas eólicas y motores para coches eléctricos requieren metales, muchos de ellos raros, que son cruciales para su funcionamiento”, explica.

Además de los desafíos técnicos, también existen implicaciones políticas. China no solo controla las principales reservas de elementos de tierras raras, sino que también domina su procesamiento. Para sortear estos problemas, los científicos proponen desarrollar una economía circular que permita reutilizar estos minerales, evitando así el agotamiento rápido de los recursos. «El planeta tiene una cantidad limitada de estos metales, y no podemos seguir desperdiciándolos como hasta ahora», advierte Horsfall. «Necesitamos nuevas tecnologías de reciclaje para combatir el calentamiento global».

La clave para este reciclaje radica en el uso de microbios, según Horsfall. “Las bacterias son organismos asombrosos que pueden realizar procesos realmente extraordinarios. Algunas bacterias sintetizan nanopartículas de metales como un proceso de desintoxicación, adhiriéndose a los átomos de metal y expulsándolos en forma de nanopartículas para evitar ser envenenadas”.

El equipo de Horsfall ha logrado utilizar estas cepas bacterianas para disolver residuos de baterías electrónicas y coches, y luego emplear bacterias para capturar metales específicos y depositarlos como compuestos sólidos. “Primero lo hicimos con manganeso, luego con níquel y litio, y después utilizamos una cepa diferente de bacterias para extraer cobalto y níquel”, detalla la científica.

Es importante destacar que las bacterias empleadas en estos procesos son de origen natural. Sin embargo, en el futuro, el equipo planea utilizar versiones modificadas genéticamente para aumentar la eficiencia en la extracción de metales, como separar el cobalto y el níquel, lo cual actualmente no es posible.

El próximo paso será demostrar que estos metales, una vez extraídos de los residuos electrónicos, pueden ser reutilizados para fabricar nuevas baterías o dispositivos. “Solo entonces sabremos si estamos contribuyendo a desarrollar una economía circular para las tecnologías verdes. La nueva legislación estipula que, en la próxima década, los metales reciclados deberán ser utilizados a niveles significativos en la fabricación de dispositivos tecnológicos verdes, un objetivo difícil de alcanzar sin la ayuda de las bacterias”, concluye Horsfall.

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