En enero, Mara Kronenfeld, directora de la organización sin fines de lucro UNRWA USA, descubrió un anuncio publicitario inesperado mientras buscaba el nombre de su organización en Google. Aunque el anuncio parecía promocionar a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), el enlace redirigía a una página del gobierno israelí. Este hecho marcó el inicio de una campaña de publicidad en línea del gobierno de Israel para desacreditar y desfinanciar a la UNRWA, tanto a nivel internacional como en Estados Unidos.
En ese momento, Israel había acusado a varios empleados de la UNRWA de participar en un ataque por parte de extremistas de Hamas en octubre del año anterior. A raíz de estas acusaciones, Israel describió a la UNRWA como un frente para Hamas, instando a gobiernos como el de Estados Unidos a retirar su apoyo financiero a la agencia. Kronenfeld temía que la campaña también buscara disminuir las donaciones a UNRWA USA, una organización que había visto un aumento significativo en sus ingresos tras el estallido de la guerra en Gaza.
El gobierno israelí comenzó a comprar anuncios en Google relacionados con términos como “UNRWA” y “UNRWA USA” para redirigir a los usuarios a una página que contenía acusaciones contra la UNRWA. La página afirmaba que la UNRWA no había definido si emplear miembros de Hamas violaba su neutralidad y sugería que no investigaba adecuadamente el uso indebido de sus instalaciones. A pesar de esto, la UNRWA sostiene que mantiene una política de independencia de intereses militares y realiza inspecciones en sus instalaciones, aunque un informe externo recomendó aumentar la frecuencia de estas inspecciones.
Tras detectar los anuncios, Kronenfeld y su equipo solicitaron la ayuda de Google para combatir lo que consideraban una campaña de desinformación. Sin embargo, la respuesta de Google fue limitada. A pesar de algunas intervenciones, los anuncios israelíes siguieron apareciendo con una frecuencia significativa, y la organización se vio obligada a gastar grandes sumas de dinero y tiempo para competir por el espacio publicitario en Google.
La situación refleja la relación delicada que Google mantiene con el gobierno de Israel, que ha realizado campañas publicitarias similares dirigidas a otros temas en la región. A pesar de las denuncias de Kronenfeld y su equipo, Google no consideró que los anuncios violaran sus políticas, lo que ha generado preocupación tanto dentro como fuera de la empresa. Algunos empleados de Google han expresado su preocupación por lo que consideran un uso inapropiado de los servicios de la empresa por parte de Israel, especialmente en lo que respecta a la guerra en Gaza.