Un grupo de escuelas en el distrito de Southwark, Londres, ha implementado una prohibición de smartphones que afectará a más de 13,000 estudiantes en más de una docena de escuelas secundarias financiadas por el gobierno. Esta medida, dirigida principalmente a alumnos de entre 11 y 14 años, busca abordar problemas como la salud mental, el acoso escolar, la falta de sueño y el acceso inapropiado a contenido gráfico.
Mike Baxter, director de la City of London Academy, Southwark, junto con Matt Jones, director ejecutivo de Ark Globe Academy, lideraron esta iniciativa. Baxter destacó la importancia de la acción conjunta entre las escuelas para evitar ser vistas como «la escuela que no quieren los padres» debido a la prohibición. Según Baxter, la prohibición pretende ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades sociales y a interactuar más en el mundo real, en lugar de depender de sus smartphones.
Baxter señaló que los estudiantes de áreas económicamente desfavorecidas son más vulnerables al uso excesivo de smartphones, ya que necesitan más oportunidades para establecer redes de contactos y obtener experiencia laboral. Pasar horas en aplicaciones como TikTok e Instagram no les proporciona la educación holística que necesitan para su futuro.
La prohibición varía entre las escuelas, pero en la de Baxter, todos los teléfonos deben ser guardados y apagados durante el día escolar. Si un estudiante es sorprendido con su teléfono, este es confiscado; los teléfonos «simples» se retienen por una semana, mientras que los smartphones deben ser recogidos por los padres.
Baxter enfatiza que los padres también tienen un papel crucial, sugiriendo que no compren smartphones a sus hijos más pequeños. Inspirado por movimientos como el de Daisy Greenwell y Clare Fernyhough, quienes crearon un grupo de WhatsApp para padres que desean evitar la compra de estos dispositivos para sus hijos, Baxter ve esta acción colectiva como fundamental para el éxito de la prohibición.