Ya es posible convertir residuos de energía industrial en agua potable y calor

Investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) han desarrollado una tecnología que logra dos objetivos en uno: aprovechar el calor industrial desperdiciado y generar agua limpia.

El calor industrial es una parte significativa del consumo energético global. Después de ser utilizado en procesos industriales, el calor residual suele liberarse en los océanos o directamente en el aire. En Noruega, se estima que este desperdicio asciende a 20 TWh anuales, equivalente a la mitad de la demanda energética de los hogares noruegos.

Kim Kristiansen, investigador doctoral en el Departamento de Química de NTNU, se planteó cómo aprovechar mejor este calor residual. Además del calor, el agua procedente de procesos industriales presenta el problema de la contaminación.

Según Kristiansen, si se evapora esta agua impura a través de pequeños poros en una membrana repelente al agua, el agua condensada que emerge es potable. Este método es adecuado para impurezas sólidas que no se evaporan con el agua y puede ser útil en procesos como la desalinización de agua de mar.

El equipo de NTNU sugiere utilizar el calor residual industrial para llevar a cabo este proceso, generando agua limpia al otro lado de la membrana. Kristiansen ha pasado varios años estudiando los efectos de la diferencia de temperatura al bombear agua a través de la membrana y ha desarrollado teorías que ha verificado en el laboratorio.

Aunque el acceso a agua pura no es un problema en Noruega, esta tecnología podría ayudar a otros países industrializados a enfrentar desafíos de suministro de agua a nivel mundial. El trabajo se basa en investigaciones anteriores realizadas en el laboratorio TNO en los Países Bajos, donde se creó un prototipo llamado MemPower que podía generar agua y energía simultáneamente, pero que necesitaba más financiación para continuar.

A pesar del potencial de esta tecnología, la industria aún no ha adoptado ampliamente la idea, lo que Kristiansen atribuye a las limitaciones persistentes de la tecnología de membranas en condiciones industriales severas. Sin embargo, cree que con la concienciación y el trabajo continuo en la academia e industria a nivel internacional, se podrán superar estos desafíos y comercializar la tecnología.

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